El sonido de la flauta del ciego ulula como el ardiente siroco, aire caliente que sopla entre las alas extendidas de los halcones que sobrevuelan el inmenso cielo del Sahara. Sus notas invaden el patio de mi casa donde mi hermana y yo hacemos los deberes bajo la sombra de un cañizo.
Mi padre levanta la vista de su periódico y me regaña con semblante serio.
—No te despistes y estudia, hija.
Hago cálculos de matemáticas, también de geografía; tengo que resolver en qué punto exacto se cruzaría un tren (A), que parte de Constantinopla, a la velocidad constante de 1.500 Km/h, con otro tren (B), que sale de Viena a la mitad de la velocidad. ¿A qué distancia se encontrarían A y B, y en qué punto geográfico?, pregunta el complicado problema.
Muerdo el lápiz de pensar y miro como el sol se enreda en el claro pelo de mi hermana pequeña. ¡Ay si yo fuera tan bonita como ella!
Una gárgola se desprende del tejado y del pozo asoma un pequeño djinn de orejas puntiagudas y ojos verticales, por pupilas dos ranuras amarillas.
Ambos discuten.
—Si un tren saliera de Port Sudán y otro desde Zanzíbar, el punto exacto donde se cruzarían sería en Orán, justo enfrente de la mezquita donde venden los mejores melones de la zona —afirma el dijinn con total seguridad.
—No hagas caso de este imbécil, te quiere confundir; esos lugares son puertos, no estaciones de tren —gorgotea la gárgola.
¡Ale Hop! Un hada madrina aparece radiante e inmaculada, como si el calor del patio no fuera con ella. Aparta con sus alas transparentes a mis dos conflictivos ayudantes.
—¿Niña, que quieres?, ¿por qué me has despertado del país ideal dónde habito?
—Es que quiero ser rubia, como mi hermana.
Sonríe el hada de opereta vestida a la manera clásica: cucurucho de tul y varita estrellada de deseos, también unas gafas de sol para protegerse de la radiante luz.
El pequeño y veloz djinn aparece y desaparece varias veces, hace piruetas absurdas y desesperadas para llamar la atención, solo ha tardado unos segundos en dar siete veces siete vueltas a la esfera del mundo y aún le sobra tiempo para echarle un ojo a los problemáticos deberes.
—¿Cómo lo haces? —pregunto muerta de curiosidad —.¡Ojalá fuera tan rápida como tú!
—No lo sé, imagino que estoy en un lugar y voy, y llego, sin más. Puedo hacer actos dificultosos que rebasan cualquier capacidad humana.
—Sin embargo, no sabe hacer cálculos de trenes —se chiva la gárgola pétrea e inamovible, envidiosa de la agilidad del genio del submundo.
—¡Anda que tú! —escupe el djinn.
—En el medievo fui dragón cuellilargo de alas membranosas, comedor de doncellas vírgenes y caballeros de brillante armadura.
—Ahora es desaguador de lluvias en los tejados, draconiano venido a menos, de qué le sirve dragar aguas si aquí en el Sahara apenas llueve
—¡Vete a hacer puñetas a tu submundo!
—¡Y tú a hacer gárgaras a tu sumidero!
—¿De dónde venís? —pregunto poniendo punta final a la absurda discusión entre ellos.
— De la cima, de lo alto de las iglesias y de las catedrales, y nos preciamos de ser grotescas y de parodiar los gestos de los seres humanos. Formamos sociedad en hileras sobre los tejados. Nunca estamos solas. Somos comunidad.
—De la sima, o del pozo, o de lo que está más abajo del pozo o de la sima, y somos legión. Entre nosotros hay creyentes e impíos, justos e inicuos, ángeles o demonios, pero no hay ninguno que sea lento o torpe.
—¿Y cómo es qué nadie os puede ver salvo yo?
—Solo somos visibles para las niñas soñadoras que no parpadean, o que lo hacen tan rápido tan rápido que parece como que no. También nos ve el ciego que toca la flauta en el callejón del zoco.
—¿Queréis saber de dónde procedo yo? —.El hada se hace la interesante tras su velo de tul ilusión.
Con infinita paciencia le hago la pregunta, al fin y al cabo tiene poderes y puede convertirnos en sapos, o algo peor.
—O en una gárgola —responde el dijinn mentalmente.
—O en un dijinn —piensa la gárgola.
—Vengo del mundo de los cuentos, de las leyendas, del éter. Como podéis observar, soy un ser vaporoso, etéreo y sutil —. Presume el hada entrometida que todo lo sabe, ¡bella y perfecta!, como si las miasmas del mundo no la rozaran, tan inmaculada que dan ganas de desinflar la burbuja en la que flota.
—¿De qué tono lo quieres, niña?
—¿El qué... ?
—Pues qué va a ser tonta, tu pelo, ¿no querías ser rubia?
El hada abre un muestrario con cien tonalidades tan brillantes y claras que ciegan.
—Este..., no no, mejor ese, creo... —dudo. Ahora que está a mi alcance, dudo mucho.
Se ríe con una carcajada tan estridente que aplasta el sonido de la flauta mágica, al dijinn y a la gárgola. Todo se apaga menos los deberes.
—Lo siento, no puedo concedértelo.
—¿Por qué no?
—Porque solo soy un absurdo deseo de tu dorada infancia.
Mi padre carraspea y mira la hora en su reloj de pulsera dando pequeños golpes sobre él con su dedo índice.
—No te vayas, dime al menos a que altura se encontrarían los dos trenes de mi problema.
Pero desapareció la muy hada mentirosa con su varita de plomo de hacer ¡flops!
Isabel Caballero
Recordé que tenía un viejo cuento que hablaba de una gárgola, y de... así que lo arreglé y lo peiné para Tintero.
ResponderEliminarTiene exactamente 900 palabras.
Espero que os guste.
Te ha quedado estupendo, creo que nos hemos acercado a París las dos, con una diferencia de que tu desde el desierto y yo con dos personajes que una es de Barcelona y el otro viene del espacio. Tienes ya el camino ganado hasta el podium. Un abrazo.
ResponderEliminarPues sí Mamen, ya leí tu odisea ¿qué hará un marciano en París? :)
EliminarMuchas gracias compañera, un abrazo y suerte para ti también.
Ahora me acuerdo que ya me encantó este delicioso cuento la primera vez que lo leí. Me encanta tu estilo tierno, que no sensiblero, con una pizquita de ironía tan sabrosa.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte, que no dudo que tendrás.
Un beso muy grande
Hola Anita, es que usted y yo nos leemos desde hace muuuucho tiempo, algún que otro cuento estará repetido o reformado. El de la gárgola le venía de perilla a la propuesta de David en Tintero.
EliminarUn beso Ana.
Maravilloso y mágico, como debe ser un cuento. Mientras lo leía, me decía "este relato tiene que concursar en el Tintero sí o sí" y veo que no andaba errado, jajaja. Todavía no he visto la notificación en la página de facebook dedicada a El tintero de oro (he ido a comprobarlo antes de leer tu comentario), pero seguro que está al caer. Seguro también que obtendrás una muy buena calificación, si es que no ganas alguno de los tres primeros premios. Por lo menos, a mí me ha encantado, pues, como ya he mencionado en más de una ocasión, tienes un estilo muy bello y especial para narrar historias, sean del género que sean.
ResponderEliminarUn abrazo, y mucha suerte en el concurso.
Gracias Josep. No tengo facebook, así que no puedo ver si lo han publicado o no por allí. Bueno, a lo importante... espero que participes en Tintero, el premio es que compartamos ¿o no?
EliminarGracias por tus palabras Josep. Un cuento al estilo clásico debe tener fantasía, y eso fue lo que hice, fantasear... aunque se me fue la olla ;)
Tierno y muy divertido. Ningún mundo mejor que el de los cuentos... Un relato genial, Isabel.
ResponderEliminar¡Aaay el mundo de los cuentos! Tú lo sabes bien Marta. Gracias compañera.
EliminarMe pareció muy divertido Isabel, suerte en el concurso.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias Gil. No tengo demasiado tiempo para compartir, además de tintero participo en la página de literautas donde estoy aprendiendo mucho. Haré lo posible para leeros a todos, además de los participantes de tintero, si puedo. Un abrazo amigo Gildardo.
EliminarHola, Tara: ¡Qué bonita y tierna la escena de tu cuento! Una dulce postal de infancia; los saltitos del alma entre la fantasía y las pequeñas frustraciones; y la presencia del papá que muestra el cariño poniendo orden y alentando el estudio. Me gustó la dinámica luída del relato. Un saludo.
ResponderEliminarUn saludo Beba y muchas gracias. Espero que participes en Tintero. Hasta pronto compañera.
ResponderEliminar¡Buenos días! Isabel.
ResponderEliminarSu contenido se va desarrollando fluidamente y a través de un inicial argumento (la solución a un problema matemático escolar) que se intercala con lo fundamental en un género de cuento, es decir, la presencia de lo irreal o mágico. Y aquí es donde se aprecia mucho mejor tu trabajo narrativo, ingeniándotelas para darle vida a esos personajes, tanto reales como imaginarios, evitando que decaiga el interés del lector.
Me he divertido mucho leyéndolo.
Te deseo lo mejor para este próximo concurso en El Tintero de Oro.
Un abrazo.
Buenos días Estrella.
EliminarMuchísimas gracias por tu positiva apreciación del cuento, me alegra que te hayas divertido. Yo me lo pasé genial escribiendo el cuento, y creo que se nota.
Me gustaría que participaras en Tintero, escribes muy bien y sería estupendo tenerte por allí.
Un abrazo y hasta pronto Estrella.
Isabel te ha quedado un cuento de lo más delicioso, con hadas, gárgolas y dijinn (no sabía qué era y he tenido que buscarlo), de esos que te dejan con una sonrisa y estoy con tu protagonista que esa hada embustera al menos le podía haber ayudado con el problema. Tu protagonista me ha hecho recordar que siempre me enfadaban esos problemas, no quería saber dónde se encontrarían los trenes ni los coches jajaja y los profesores se empeñaban en que lo supiéramos :)
ResponderEliminarMucha suerte en el Tintero.
Besos
Eran unas problemas dificilísimos.
EliminarGracias Conxita, te anima a que escribas algo para Tintero, que lo haces muy bien.
Besos.
Hola Tara
ResponderEliminarUn cuento distinto, original y divertido.
Me ha gustado especialmente la ambientación en la entrada del relato, he sentido el calor seco de esas tierras y he podido observar el lápiz de pensar, que no conocía (a ver si me hago con uno que falta me hace)
Bien caricaturizados los personajes, sobre todo la gárgola con tanto pasado...
Está visto que cuando no te puedes concentrar basta el vuelo de una mosca para distraerte.
Un abrazo y suerte
Grazie mille Paola.
EliminarOtro abrazo de los fuertes para ti.
Y es que pocas hay con mayor fuerza que la imaginación de un niño. Un relato cargado de ternura, escrito con cierto desorden premeditado que imita la mente de la niña, pero con una estructura clara y bien llevada. Me ha gustado mucho la expresividad que les has dado a los personajes, tanto reales como imaginarios. Un candidato serio al Tintero de este mes, sin duda. Un abrazo, Isabel.
ResponderEliminarEso es justo lo que intenté, darle cierta naturalidad a la boca de la niña. Bueeeno, esta vez no nos encontramos en Tintero, ¡otra vez será!
ResponderEliminarUn abrazo Jorge y gracias compañero.
Hola, Tara. Para ti, lo de quedarse absorto mirando las musarañas te queda corto, ¿verdad? Je, je, je.
ResponderEliminarUn relato muy ingenioso y divertido. Has sabido plasmar perfectamente los pensamientos de una niña aburrida. Y los tres personajes que crea son geniales.
Mucha suerte en el concurso.
Es que mirar las musarañas tiene su "aquel" , y eso que la musaraña es una especie de ratón minúsculo que no se que tendrá que ver con quedarse en babia, pero bueno, que ser despistada/o no es tan malo.
EliminarGracias Bruno. Volví a leer con calma tu relato y ya te digo ¡de diez y medio compañero!
Parafraseando a una amiga común, je, je, je, ¡menudo relato de fantasía te has marcado, compañera, cuánta creatividad y magia espolvoreas por todo el texto!
ResponderEliminarLo bueno del caso es que, pensándolo bien, no es de extrañar que la imaginación eche a volar a esas edades; otra cosa ya es describirlo con tanta naturalidad y belleza como lo has hecho tú.
Te felicito, Isabel, y te deseo mucha suerte en EL TINTERO DE ORO.
Un fuerte abrazo.
¿Quién será es amiga? ¿ehhhh?
EliminarGracias Patxi, nos vemos en Tintero.
Te doy un abrazo.
¡Qué bonito, Tara! Al terminar de leerlo he sentido que se rompía ese estado emocional en el que me había metido, participando de la magia de la historia y disfrutando con los maravillosos y divertidos diálogos entre los personajes que, por cierto, quedan perfectamente definidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonito es lo que me dices Pilar, lo de romper el estado emocional. Si la historia ha conseguido "encantarte o hechizarte", me doy por satisfecha.
EliminarGracias. Un fuerte abrazo.
¡Ale hop! Qué atmósfera has creado querida: descripciones, sensaciones, lenguaje …ese toque irónico y la sonoridad de algunos detalles que me han encantado y te digo a continuación, no, mejor al final.
ResponderEliminarY de encantos y sueños va la cosa.
El Sahara aparece de nuevo, su zoco, su genio; nuevamente como un espejismo del recuerdo, familiar. Me gustan estas historias de niña. Recuerdo mi lápiz con gomas de bichitos encajada en el extremo (no sabía entonces que era de pensar, ahora ya lo sé) me lo pasaba por la cara, por si me venía la inspiración a esos problemas de trenes, sacos de patatas. Con tu historia me fui a resolverle el problema a la niña, pero en cuanto aparecieron estos dos, la gárgola y el genio del Corán, me vi ¿sabes dónde? En el Orient Spress haciendo un recorrido como estela de alfombra mágica junto a Aladin; lo malo ha sido encontrarme en ese vagón con tanto majara, ¿maharajas? espías, harpías, aristócratas, y claro, he perdido la conciencia. Menos mal que la djinna reina de Saba apareció y me llevó a la realidad.
Y todo esto para decirte que me ha inspirado lo más tu cuento.
En cuanto a la sonoridad a que me refería antes. Me quito el sombrero. Ahí ese cima y sima; submundo y sumidero y otras cosas que no recuerdo ahora.
Otro detalle que me ha gustado es la confluencia de pensamientos de la niña y de los dos seres fantásticos, ah, y ese muestrario de tonos… ¡Plof! Caí.
Un abrazo Isabel,
¡Ayy Emerencia!, si es que tienes una manera de comentar tan personal y cercana que es para caerse de espalda. Así...¡flop!
EliminarQue maravilla tu comprensión del cuento, vas más allá de la autora, de alguna manera la historia abre tu imaginación y te lleva en su alfombra voladora hasta ... yo que sé!
Y logras ver también que no hay cacofonía en cima y sima, o sima y cima, sino un juego de palabras.
Si hubiera un solo lector en el mundo de cuentos, uno solo, sin duda te elegiría a ti, que lo sepas.
Gracias.
Gracias, Isabel, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a ti, amigo David.
Eliminar¡Bravo, Isabel! Esta varita de plomo de hacer flops, ahora arreglada y peinada, sigue siendo tan maravillosa como antes y con más encanto todavía. Un abrazo y mucha suerte.
ResponderEliminarAriel
Un abrazo desde el cariño y la admiración, querido Ariel.
EliminarMágico,... así creo que deben ser los cuentos de hadas... me ha encantado!
ResponderEliminarDe acuerdo contigo Norte, la magia es un elemento primordial en todo cuento que se precie. Me alegra de que te haya gustado. Gracias.
EliminarUno ya no se puede fiar ni de las hadas... ¡Qué injusta es la vida!
ResponderEliminarMe hiciste sonreir.
Un abrazo.
Es que las hadas son poco fiables, te lo digo yo que también quería ser rubia.
EliminarUn abrazo David. Gracias.
La realidad es tan dura que nuestras ensoñaciones nos llevan a querer tener un duende, hada, elfo, Dijinn o Genio personal para concedernos deseos que nos saquen de la rutina y nos solucionen la vida de manera mágica e inminente.
ResponderEliminarNo sabía yo que las gárgolas también se dedicaban a estos menesteres.
Me aplicaré el cuento a ver si estas me hacen más caso.
Un abrazo y mucha suerte.
Un poco de fantasía no viene mal en nuestras vidas ¿a que sí Francisco?
EliminarUn abrazo, suerte para ti también.
Un cuento adorable, Isabel. Respira inocencia, imaginación y ternura por los cuatro costados. Además la música, muy bien elegida, junto a tu hábil ambientación, nos transporta eficazmente al caluroso patio y nos permite convertirnos en observadores invisibles de la fantástica escena. Ha sido muy fácil dejarse llevar :)
ResponderEliminarConfieso que he tenido que buscar el significado de la palabra djin, así que ya he aprendido algo más después de pasar por tu casa. Solo una cosita, y es que en mi humilde opinión hay demasiados "del" en la primera frase del relato :)
Un abrazo grande, ¡nos vemos en el Tintero!
Hola Julia, me alegra que te hayas dejado llevar por el ambiente del cuento. Gracias compañera.
EliminarMiraré los "del" a ver si puedo quitar alguno.
Gracias Julia, un abrazo gigante.
Arreglado. Tenías razón Julia... quité "del callejón del zoco"... además haya una frase más adelante que indica lo mismo, que hay un ciego en un callejón del zoco.
ResponderEliminarMuchas gracias Julia, ven más cuatro ojos que dos :)
No hay de qué, Isabel. Por lo poco que te conozco imaginaba que no solo no te lo ibas a tomar a mal, como les pasa a otros escritores, sino que lo tomarías en consideración. Era solo una observación y desde luego no soy una experta, pero me parecía :)
Eliminar¡Un beso de sábado!
Hola, Isabel
ResponderEliminarUn cuento hermoso y mágico. El calor, África, el desierto y el vértigo que produce tu manera de narrar, de juntar las palabras, de crear imágenes originales y bellísimas. Una delicia. No se si desearte suerte en el Tintero porque seguro que la vas a tener. Un abrazo, Isabel.
Hola Conrad. Siiii... deséame suerte por favor, que hay un buen puñado de relatos estupendos para el podio.
EliminarUn fuerte abrazo Conrad, suerte también para tu islámico solitario.
Muy tierno el cuento cargado de magia.Agradablemente fácil de leer, y consigues con tus palabras un mundo de ilusiones del que no es fácil salir.
ResponderEliminarUn abrazo Isabel
Puri
Muchas gracias Puri. Nos vemos en la gala compañera. Un abrazo fuerte.
EliminarENHORABUENA, Isabel, así con todas las mayúsculas, por esta joya literaria que has creado. Te he leído unos cuantos relatos, todos muy buenos, y este está, sin ninguna duda, en la cima de mi ranking particular; vaya, que es el que más me ha gustado, incluso con diferencia, y eso tratándose de ti es mucho decir. Has escrito un cuento que roza la perfección ya desde esa magistral primera frase: el aire de la flauta como siroco que sobrevuela las alas del halcón. Ahí ya pones el nivel muy alto, y logras mantenerlo hasta el fantástico final. Me recuerda la versión moderna de un cuento de Andersen, con toques de genial humor en relación con el endemoniado problema del tren supersónico y el delicioso combate verbal y mental entre la gárgola y el pequeño genio. Diálogos chispeantes, escenas delirantes se suceden a la misma velocidad que el tren de los 1500 km/hora. Recuerda también a Aladino y Alicia, resultando un compendio de los mejores cuentos clásicos. Y aún me atrevo a interpretarlo como un canto, elogio o defensa, a/de la fantasía infantil y la magia de los cuentos frente a los prosaicos y aburridos problemas de la vida cotidiana.
ResponderEliminarResumiendo, de lo mejorcito que he leído en está página.Un más que serio candidato al Tintero de Oro. Mucha Suerte, aunque no creo que la necesites en exceso.Un fuerte abrazo, Isabel.
GRACIAS amigo Paco, así..., en mayúsculas también y de corazón.
EliminarReleyendo mi comentario, me doy cuenta de que no he mencionado el personaje del hada, invitado por excelencia en los cuentos infantiles, que vertebra y remata la historia. Al final, voy a pensar que tú también la invocaste y ella te echó una mano con su varita mágica.
ResponderEliminarte cuento que el hada fue un añadido posterior. Necesitaba un personaje bisagra para vertebrar la historia entre el deseo de ser rubia de la niña y el mundo irreal. Nunca me cayeron bien las hadas, ni las princesas, ni los príncipes... prefería otro tipo de personajes de cuentos, así que me he vengado del hada mentirosa de hacer ¡flops!
EliminarGracias de nuevo por todas tus palabras que me motivan un montonazo para seguri escribiendo Paco. Un abrazo gigante.
Una belleza de relato, con magia, humor y unos personajes queribles en sus discusiones increíbles. Me encantó el hada con el cucurucho de tul y la varita de plomo, te felicito, Isabel. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarEstoy un poco alejada de la web por inconvenientes varios y mis disculpas por el atraso en visitarte.
Besos, guapa.
Espero que estés mejor Mirella, ya sabes que escribir ayuda a sobrellevar determinados estados de ánimo. Te agradezco doblemente que a pesar de los inconvenientes puedas venir a visitarnos.
EliminarMe alegra de que te gustara el cuento.
Besos corazón.
¡Nada! no se me ocurre nada para el entrechocar de las porcelanas en el té de las 17:00.
ResponderEliminarMagnífico cuento, completo y con muuuucha sorna. Y además , ¿a dónde va a parar esa hada petulante? ¡Donde esté un dijinn sahariano!!! Me gustó esa descripción tan precisa de orejas y ojos del dijinn, que la verdad sea dicha era un poco buenazo por lo que cuenta tu narradora envidiosa del pelo rubio de su hermana. Genial (¡propio de un dijinn, clar!) ese lápiz de pensar! Un relato en el topo de este mes de despedida. Un abrazo
Respondiendo con el cafecito de las 9:02
EliminarGracias Luigi.
Un abrazo.
Creo que al final el hada con su varita de plomo de hacer ¡flops! te concedió, en lugar de un color de cabello, el don de la escritura, de la magia de las palabras. Mientras sigues buscando el punto donde se encontrarán esos trenes imaginarios, nos regalas cuentos tan maravillosos como el presente. Tus relatos siempre desprenden frescura y espontaneidad y creo que se necesita un minucioso trabajo y un gran talento para conseguirlo. Es, de verdad, una auténtica gozada.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
No me fío yo mucho de los regalos de las hadas jum!!!
EliminarGracias Jose, nos vemos en la Gala. No te deseo suerte porque no es cuestión de suerte, has escrito un gran relato, muy bueno, y eso por sí solo, ya es un pedazo de premio para quienes tenemos la suerte de leerte compañero.
Qué preciosidad de cuento, Tara. Espero que tengas suerte en el Tintero. Me ha parecido precioso, tierno, ocurrente, con humor, maravillosamente escrito... Lo único que me ha chocado un poco es el enunciado del problema ¿1.500 Km/h? ¿un tren? Bueno, en un mundo con gárgolas parlantes, djinns malhumorados y hadas troleras cualquier cosa es posible.
ResponderEliminarUn beso.
Claro, en el mundo de la fantasía se permite todo, incluso aumentar o disminuir de forma exagerada lo que se cuenta. Vamos... que más que un tren vertebrado es un tren hiperbolado.
EliminarGracias Rosa. Un beso.
sonrio los leo , sonrio y quizas aprendo
EliminarGracias Recomenzar.
Eliminar¡Qué divertidos y traviesos tus personajes! Yo le habría hecho caso a la sabia gárgola, sin duda. Un saludo.
ResponderEliminarPues yo prefiero el dijinn, aunque esté más pallá que pacá ;)
ResponderEliminarGracias Beatriz.
¡Enhorabuena, Isabel! Empiezo a pensar que debería de haber cuatro Tinteros como premio en cada edición: uno para tí y luego otros tres para repartir entre los demás participantes :DD
ResponderEliminarAhora en serio, me alegro un montón de que lo haya conseguido porque el texto lo merecía y espero que lo disfrutes.
¡Un beso!
jejje Julia. Yo soy la primera asombrada de que mis generosos compañeros me puntúen tan bien.
ResponderEliminarEnhorabuena a ti también. Un beso Julia. Hasta pronto.
Enhorabuena Isabel por ese Tintero de bronce. Un Abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Jorge. Como tu vaticinaste, no nos "veremos" por ahora, aunque no pienso perderme los relatos del vampiro que nos va a preparar el amigo David.
EliminarUn fuerte abrazo.
ENHORABUENA,Isabel, por este más que merecido Tintero de bronce. Como ya te comenté, a mí, particularmente, me gustó mucho tu cuento, y aún lo veía aspirante a más alto galardón. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Paco. Me alegra un montonazo que te gustara el cuento. Un abrazo gigante.
Eliminarun placer el haberte hallado en mi camino
ResponderEliminarEnhorabuena por ese tintero de bronce, un premio muy merecido
ResponderEliminarUn abrazo Tara
Puri
gracias Recomenzar y Puri. Suerte para ti también en el Tintero de julio. Un abrazo compañera.
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