Pues que he llegado a casa ... ¡¡¡POR FIN!!!... me ha llegado el tan deseado libro de la compañera Marimoñas Quesque...la autora define a su trabajo humildemente como noveleta bufa...y ciñéndome a la sipnosis de su genial sátira social, (ya conocemos su modo de escribir ) y diré literalmente de la autora que además de ser (su manera de comunicarse )...excentrica, heteróclita (que vaya usted a saber lo que eso...), y rebelde que no consigue adaptarse al mundo que le ha tocado vivir...pues que con eso y mucho más me dispongo a leerla ¡qué digo leerla...devorarla!).
Deseando estoy, así que no digo más...por ahora.
¡Ahhh sí! que además del libro papel que tengo yo ya en mi poder (y no lo pienso prestar), en ebook lo teneis por aquí y por acullá:
Nota: a mis compañeros de Blog, por favor que le deis publicidad, porque por aquí solo tengo 4 gatos (4 excelsos felinos...pero 4 al fin)...y vosotros que teneis un montón de lectores adjuntos, tenemos que hacer todo lo posible para que lean a nuestra amiga Marimoñas, que vale la pena leerla, sonreir...pensar...volver a sonreir...con ella.
Cuando
por fin llego a casa le pregunto a mi marido como le fue su día, mejor que el
mío, seguro, siempre le va bien; no
tiene que lidiar con ningún cliente insatisfecho, ni con los atascos para entrar en la ciudad;
no tiene que pintarse una amable sonrisa en el rostro, la de él es natural.
Trabaja a su ritmo, es escritor, aunque él dice que no tiene horario fijo y que
siempre está ocupadoaunque no lo
parezca…no sé yo.
Lo primero que hace cuando se levanta es
mirar el cielo para predecir el tiempo con su hoy hará calor, o es posible
que llueva, llévate el paraguas por si acaso, lo ha dicho el parte… lo
llama así, el parte, como si estuviéramos en una guerra, no dice noticiero, o
el telediario, no, no…, anuncia un rotundo parte. Todas las mañanas me da el
beso de despedida en la puerta de casa, comprueba el aire de las ruedas con
unas pataditas que suenan ¡paf, paf!, siempre dos en cada goma, controla que el
nivel de la gasolina no roce la reserva, si los cristales están limpios, el
cinturón de seguridad puesto, y entonces ¡por fin! da la señal de adelante,
hace círculos con las manos girando un volante virtual …así, así, así…ya puedes
salir, hasta la tarde, que te vaya bonito.
Hoy es lunes, los lunes suelen
ser complicados, llego tarde a casa, acabo de hacer
la cena, y con una copa de vino blanco muy muy frío y seco, salgo por fin al
patio y respiro. Las flores de jazminero comienzan a abrirse y Venus asoma, un punto
luminoso en el azul oscuro casi violeta del cielo.
— No es Venus cariño, es el satélite Hispasat
1C —me corrige.
— ¿Sí?, ¿seguro?, Venus siempre
sale a la misma hora —le porfío.
— No sale, desde que lo lanzaron
siempre estuvo ahí, en su posición trasatlántica 30 º oeste de amplia cobertura, abarca desde las Islas
Canarias hasta gran parte de Rusia. Venus está por el otro lado, mira, por allá
—señala.
Me da mucha rabia que me
estropee mi momento venusiano, así, de esa manera tan didáctica, y aunque séque el lucero del anochecer es el mismo que el del alba, prefiero pensar como aquellos griegos que creían que Venus era
dos astros diferentes: Phosphorus y Hesperus, el atardecer y el alba.
Hace poco,en lacasa
de mi hermano se celebró una fiesta; en diferentes rinconesde su enorme jardín dispusieron unas lámparas solares en formas de estrellas,
libélulas y girasoles, se encendían y
apagaban cambiando de color gradualmente cada pocos segundos. Al día siguiente mi marido compró un amplio surtido para
nuestro pequeño patio. Creo que se siente en inferioridad con respecto al
cuñao, (lo llama así, nunca por su nombre), y porque el cuñao siempre le dicegenio…genio por aquí, genio por allá, así
que uno ansía del otro lo que no tiene.
Durante la mañana, mientras yo trabajaba, expuso
su cargamento de lámparas fluorescentes al sol para que se cargaran de energía, y a mi
vuelta, hace un rato, las estrenamostodas juntas y de golpe brillando como
luciérnagas incandescente bajo el satélite Hispasat 1C; diez o doce lámparas solares en un menguado patio.
Cuando mi hijo llegó de sus
actividades extraescolares, soltó su mochila cargada de tareas (además del ajedrez
del viernes, y del baloncesto de los martes y jueves,lo
tenemos apuntado los lunes y miércolesen clase de chino, dicen que la
lengua chinaabre puertas comerciales, y si no, pues el cuñaolo meterá en algunas de sus empresas de exportación-importación
sede en Madrid y Pekín.
Los sábados y domingosliberamos
al muchacho.
— Mi
niño, dame un beso, mira que lámparas tan bonitas ha comprado tu padre.
Conlos ojos muy abiertos y con una mezcla entre horror y asombro, contestó que parecía que estuviéramos dentro
de un árbol de navidad, o en un escaparate. Yo aguanté la risa por no molestar
a mi marido, pero al final apagamos las
luces y nos pusimos a mirar a lo alto.
Comenzaban
a salir las estrellas, todas las estrellas, y aunque lo que veíamos era el reflejo de lo que fueron hace millones
de años, ya nos explicó el enciclopédico padre y marido que las estrellas mantienen
sus formas gracias a un equilibrio hidrostático, y que empuja la materia hacia
el centro de ellas mismas, gases, plasmas, fantasmas de lo que fueron…por un
maravilloso e irrepetible momento, a los tres nos pareció que nuestro patio no
era una parodia de patio, un didáctico patio iluminado por energía cibernética,
sino un patio asomado al cielo, o mejor, un cielo asomado a un patio.