Carmen me presentó al profesor de filología a la salida del paraninfo. Todos comentaban la escena de la violación. Hacía una década que la película había hecho furor, y aunque el cine de culto, junto al de arte y ensayo, era lo que molaba, “Cuerno de cabra” me pareció un peñazo.
Daba datos el profesor sobre la Bulgaria del siglo XVII y lo magníficamente ambientado del medio rural. Ahora, más de treinta años después, recordando aquellos primeros momentos, parecía que estuviera sentando cátedra con el manido discurso y la puesta en escena de sus vastos conocimientos cinéfilos. Las caras embobadas de sus alumnas daban grima, solo faltaba que se bajaran las bragas para completar el gesto de rendición absoluta.
No, no me gustó nada “Cuerno de Cabra”.
Carmen, como siempre ocurría, con su labia era el epicentro de cualquier reunión haciendo competencia al verbo fácil del filólogo. En la tertulia improvisada ambos debatían como si les fuera la vida en ello.
—¿Y tú qué opinas, María? —me preguntó el profesor.
Me daba cierto apuro ponerme en contra de la favorable opinión general sobre la puñetera película. Solo tenía diecisiete años, empezando mi primero de carrera. Era novicia en casi todo.
Fuimos al local donde solía reunirse una ecléctica muestra del panorama ochentero: ácratas, panfletarios idealistas de sueños fútiles; varios incipientes góticos mezclados con algún hippie trasnochado; alumnos de la escuela oficial de Bellas Artes junto a grafiteros oficiosos; artistas del pop, del punk-rock y demás aves transgresoras del paraíso.
Al fondo estaba el grupo de teatro en el que Carmen participaba. Fue a charlar un rato con ellos dejándome sin su amparo. No sabía de qué hablar y no tenía, aún carezco de ella, la dialéctica y la soltura de palabra de mi inteligente amiga.
—¿Te gusta el sitio? —preguntó el profesor haciéndome partícipe de la conversación con preguntas poco comprometidas, como: ¿verdad María?, ¿a qué sí María? En ocasiones mis opiniones eran tan pocos convencionales que le hice sonreír sin proponérmelo. Si el filo reía, la pandilla improvisada reía más. Aquella noche me gané fama de graciosa sin serlo, por lo visto tenía golpes de efectos, (lo dijo en francés).
Después de tocar el grupo canario “Teclado frito”, sonó Eric Clapton. Todos se pusieron a corear a la voz de “Cocaine”. El profesor se las ingenió para estar siempre a mi lado. Con su locuacidad didáctica me explicó que la letra estaba en contra de la droga y que Eric, (lo llamaba Eric, como si fuesen amigos desde la infancia), añadió en sus actuaciones en directo la frase de “that dirty cocaine”, por si no se entendía el mensaje de que la coca era sucia. Mucho más tarde supe la blanca causa de sus ojos brillantes y de sus puntuales verborreas.
Carmen volvió bebiendo una cerveza a morro, ya llevaba unas cuantas, aunque el alcohol raras veces hacía mella en ella. Se sentó a mi lado. Todo en su actitud indicaba su protectorado. “Coto privado”, advertía el brazo, que sin rozarme, mantenía sobre el respaldo de mi asiento.
—Mira el cabronazo —dijo mi amiga entre dientes, señalando con la barbilla el póster de un heavy metal satánico de afilados cuernos. Según la postura que adoptara el filo, la cornamenta daba la impresión de coronar su testa.
El profesor, ajeno a la burla, garabateaba algo en una pequeña libreta. Improvisó unos bellísimos versos sobre el juego de sombras de mis pestañas y la línea de mi perfil, al parecer, perfecta. Los rompí cuando encontré, tiempo después, en uno de los bolsillos de su gastada chaqueta de ante, el mismo, exacto, dulce, exquisito poema sensible, salvo la dedicatoria a otra muchacha tan crédula y entregada como yo.
Me enamoré de él enseguida, tardó en meterme en su cama lo que él quiso que tardara. Yo era virgen, la única virgen, seguramente, en todo el recinto universitario; una virgen con cara de virgen con el sello de virgen estampado en mi frente. Yo era virgen de todo menos de la boca de Carmen y de su férreo control. Una virgen de nombre María.
Tara - Isabel Caballero
Por aquí tienen mi aporte para Tintero de Oro de marzo.
ResponderEliminarNos leemos pronto amigos. ¡Suerte a todos!
Por desgracia hay muchos “filo” por el mundo que se aprovechan de su labia para seducir a vírgenes María.
ResponderEliminarQué alegría reencontrarse con tus maravillosas historias, querida Isabel. Te deseo mucha suerte en el Tintero de oro.
Miles de besos
¡Ay Anita! Siempre fiel a las citas.
EliminarMuchas gracias amiga... ¿cómo va tu segunda novela? Cuétamelo ¿vale?
Mil y un besos.
Muy bueno. Muy buen ajuste de cuentas de la narradora. Muy bien mostrada esa diferencia que alguien apuntó: De joven hay que inventar el futuro y de mayor ha que inventar el pasado, para que todo armonice. Está conseguido con esa narradora en primera persona en un tiempo presente, aunque el tiempo verbal que maneja sea siempre pasado.
ResponderEliminarMe gusta mucho Isabel, con independencia de un plural tiquismiquis que se escapó : "varios incipiente góticos".
Puntuación en el TOP desde luego.
Un abrazo
Solventada la ese ;)
ResponderEliminarSi tú dices bien, o muy bien, me lo creo Luigi, porque eres siempre siempre honesto a la hora de valorar.
Un abrazo apretao javier.
Buenísima historia, Isabel. Original y, como siempre, fantásticamente escrita.
ResponderEliminarGracias Marta. Ya me pongo a leer tu relato, para eso eres la primerísima que lo has editado en Tintero. Voy pallá.
EliminarUna historia interesante para un buen puesto en el tintero Isabel. Eres magnífica y una buena maestra de las letras. Un abrazo.
ResponderEliminarDe verdad Mari Carmen que nunca pienso en el puesto en el que quede...ahora bien, si por añadidura me dan algún tintero me lo llevo a casa ¡ea!
EliminarGracias corazón.
Ay estos especímenes que utilizan su aparente "saber" para encandilar a chiquillas que poco saben y que para cuándo saben, ya se han enamorado. Pero también son aprendizajes, más duros, pero se aprende. Espero que no le coja fobia a la poesía ;)
ResponderEliminarMuy bien llevado el ritmo del relato como tú acostumbras Isabel, puedes ver a los protagonistas. Mucha suerte en el tintero.
Besos
Pues si has visto a los protagonista, con eso que me quedo. Aunque hay tres, Carmen un poco en la sombra, pero ahí está acaparando conversación y lo que se tercie.
EliminarA ver si les leo que les tengo abandonado. (ya sabes que por canarias usteamos el plural de os/ vosotros)
Espero que participes en Tintero, me gusta teneros a mano ;)
Besos Conxita, y mil gracias.
Siempre ha habido y siempre habrá hombres con el don de encandilar a jóvenes inexpertas valiéndose de la admiración, a veces infundada, que despiertan en ellas. Quizás pasar por el trance no sea más que otro aprendizaje necesario de la vida, una especie de vacuna que, sea cual sea tu nombre, te hace dejar de ser virgen en muchos aspectos.
ResponderEliminarUna historia amena e interesante, Isabel, siempre con tu personal sello :)
Un beso y mucha suerte en el Tintero :)
Lo cierto es que no moralizo nunca con los personajes, se definen ellos solitos :)
EliminarMuchas gracias Julia, me alegra que te haya gustado la historia. Besos.
Me ha encantado tu relato, Tara. Como tocas el tema de la juventud y el contraste con la realidad de las cosas. Es un acierto que la narradora, ya madura y curtida, hable de cuando tenía diecisiete años. Ya imaginaba cual sería el desenlace de la historia con el filo. En cuanto al relato me ha parecido muy ameno y maravillosamente escrito. ¡Que tengas suerte en el tintero! ; )
ResponderEliminarMil gracias Novelesco. Ya vi que participas, desde que tenga un rato pallá que voy.
EliminarSuerte a ti también compañero.
Decidido: no me presento al certamen del Tintero de Oro. Con este pedazo de relato ya he perdido toda posibilidad de ganar, jajaja.
ResponderEliminarBromas aparte, con una gran naturalidad, has retratado el ambiente de una época que, a pesar de la diferencia de años, tiene muchos rasgos en común con la que me tocó vivir en la Universidad. Poco a poco has ido tejiendo una historia que muestra el resultado de una atracción de la persona insegura hacia el dominante y de la inmadura hacia el seguro de sí mismo. Así es y ha sido en muchos casos.
Un abrazo.
¿Ehhhh?, ¿pero qué dices Josep Mª? A que voy y te llevo de la oreja al tintero.
EliminarBromas aparte, en el fondo siempre es lo mismo, ahora y ayer, las relaciones de poder es lo que tienen.
Un abrazo Josep Mª, espero vernos en nuestro cada vez más mítico tintero.
¿Ves como tenía razón? Este relato merecía estar entre los tres primeros galardonados, como asi ha sido. Y mi voto está detrás de ese segundo premio, jeje.
EliminarEnhorabuena!
UN abrazo.
El tuyo iba por el mismo camino don Josep :)
EliminarGraciassss
Por qué será que determinadas épocas de nuestra vida se quedan ahí, más grabadas que otras. La de estudiante es una de las clásicas. El "Cuerno de cabra" es la excusa para tejer una historia que trata de unos tiempos que quizá fueron más prometedores en lo intelectual y lo social, y que tal vez se quedaron en eso. En el primer párrafo aparece la adolescente de 17 años a la que le molaban las cosas y otras le parecían un peñazo, la misma niña ingenua que se deja seducir por un hombre maduro de verbo fácil. Después nos cuenta la historia la mujer serena y algo descreída que ya viene de vuelta de muchas cosas. Si la chiquilla hubiera hecho caso de la premonitoria imagen del cabronazo con el póster satánico a sus espaldas, otro gallo le hubiera cantado. O no, que ahí estaba Carmen esperando su oportunidad. Toca medirnos otra vez en el Tintero Isabel, te deseo mucha suerte. Abrazos!
ResponderEliminarClaro Jorge, "Cuerno de..." es la excusa para contar.
ResponderEliminarTintero no es lo mismo sin tu participación, ya llevamos años compartiendo espacios y es una gozada "medirse", como dices, con compañeros como tú.
Un abrazo grande y nos "vemos" pronto.
No soporto esa "superioridad" moral que muchos "profes" (que curiosamente suelen ser tíos) adoptan con sus alumnas,... y es que se les ve el plumero enseguida. Me ha encantado Isabel,... mucha suerte!
ResponderEliminarNo hay nada más feo que un pedante. Las personas con valía no necesitan ir presumiendo de su "sabiduría"... y encima abusador. Me alegra de que le pilleis tirria al filo, eso es lo que pretendía.
EliminarGracias Norte.
Hola Tara
ResponderEliminarUn relato con fuerza y empuje. Dinámico y como dices tú misma, muy real. Parece que la prota ha crecido y cambiado de lo lindo!!!
Me ha gustado volver a percibir esa sensación de inocencia y miedo a hacer el ridículo que se tiene en la adolescencia. Y he sonreído frente a la perspectiva "picada" que se tiene al recordar...
Buen trabajo, y tras muchas horas de práctica, te aplaudo hasta con las orejas...
Un abrazo
Hola de nuevo Paola.
EliminarBueno, puede que sea real pero no es biográfico, o sí, a saber ;)
Lo importante es que te lo creas, porque haberlas haylas, y de filos ni te cuento. Seguro que alguna vez te has encontrado con alguno, dan ganas de partirle el careto ¿a qué sí?, pues eso.
Me da gusto leerte de nuevo Isabel y con este relato tan bueno, mucho más. Me has hecho ver todas las escenas de la historia, incluso los gestos del seductor sin que los describieras. Qué escena tan común, ¿verdad?
ResponderEliminarBueno, te dejo un gran abrazo querida Isabel.
¡Ay Gildardo! ¿Sabes qué me pasó? que tocando los botones del diseño del Blog mandé "al carajo la vela" todos los blogs incluído el tuyo... ya los iré recuperando poco a poco, espero.
EliminarLos gestos del seductor junto a sus palabras era clave para la comprensión de su indiosincracia (léase indio sin gracia)
Un abrazo Gildardo. Gracias.
Muy bueno tu relato, Tara. Una siuación habitual la de encandilar a las alumnas con una verba imparable. Pero ella tambián tenía qué decir y nos lo contó a los lectores.Excelente y preciso.
ResponderEliminarGracias Beba, por tu lectura y valoración. Hasta pronto.
EliminarMe ha encantado tu relato, Tara. Desgraciadamente, hay mucho sinvergüenza con labia y soltura de palabra a la caza de ingenuos.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso.
Gracias Bruno. Ya vi que escribiste "Love Story sobre azul", aún no he tenido tiempo de leerlo, ya te diré compañero.
EliminarHasta muy pronto Bruno.
Es un placer leer tus historias, Isabel. El relato me ha impactado desde el principio -porque recuerdo la película- hasta el final. Sobre todo allí, cuando tu narradora cuenta la terrible experiencia de la pérdida de su virginidad, enamorada por el embaucador de único verso.
ResponderEliminar¡Mucha suerte en el concurso!
Ariel
Gracias Ariel. Pocos recuerdan la peli de marras ;)
EliminarUn beso.
Hola Tara,
ResponderEliminarLos aduladores casi siempre están gravitando alrededor de personas con menos experiencia en la vida. Siempre utilizan los halagos desmedidos para ofrecer una admiración falsa que solo persigue conseguir algún beneficio propio. Preciosa historia, contada cómo sólo tú sabes hacerlo. !Te deseo mucha suerte en el tintero!
Abrazo!
Hola Yessy, pues sí, los halagadores son así de esa manera que tú dices.
EliminarEso, nos vemos en Tintero, ya iré a leerte que cada vez somos más.
Un fuerte abrazo.
¡Holaa Isabeel! Pues no se por donde empezar jeje. Que me he visto identificada: sii, que viví en esa época: sii, que ahora cuarenta años después he visualizado tantas imágenes para poder comprender y ponerle un final feliz: siií. Esa chica tímida, crédula, entregada podría haber sido yo misma, que me gustó uno de mis profes: sii, pero tenía novia, ooooh. La única salvedad es que las de ciencias íbamos por otros derroteros. Los movimientos estudiantiles eran reales, había idealismo porque había razones, consciente que aquello transgredió, pero tal vez se quedó por el camino, luego llegó el cambio de siglo y, ay mijita. Bueno centrándome en el relato. Me ha llamado la atención que comiences con esa película (nunca la vi) que trata sobre una violación y terminas con la perdida de la virginidad de la adolescente universitaria. La narradora creo que dejó de contar en ese final, no hay más desvelos. Estoy segura que podría seguir diseccionando a ese profe de filología con restos de polvillo blanco en la nariz y que decir, de Carmen. Alguna Carmen conocí yo en mis tiempos, pero solo las María, hijas de... se juntaban a estudiar y alguna borrachera las convertía en Carmenes, hijas de la fiesta y el baile. Un gusto leerte compañera. Un beso.
ResponderEliminarEmeeeee! Vengo de tu león, aún estoy con la boca abierta. Espera que la cierro. Ya.
EliminarGraciassss.
Sublime, Tara, como siempre. Enganchas con el relato desde el principio. Me da la impresión de que es una historia muchísimo más larga de lo que has escrito pero la has condensado perfectamente, con las palabras precisas.
ResponderEliminarEnhorabuena, me encantó tu relato, una vez más.
Muchas gracias Sara, eres muuuy generosa. Hasta pronto.
EliminarGracias, Isabel, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarMil gracias David. ¡Qué trabajito te damos chico!
EliminarHola, Isabel
ResponderEliminarMe has hecho retrotraerme a aquellos años del cine de ensayo, del la inocencia con que mirábamos el mundo intentando encontrar nuestro sitio y de las imposturas, porque había muchas imposturas en aquella época. Mucha gente que jugaba a ser lo que no era para intentar ocultar su mediocridad, para así sentirse importante. Y mucho lobo suelto, pero esos, lamentablemente siguen estando por ahí agazapados.
Me encanta como escribes, Isabel.
Un abrazo.
Hola Conrad. Bueno... había de todo, claro. Creo que el sentir que imperaba en las universidades españolas era la sensación de romper con algo caduco y emprender caminos nuevos, en todos los sentidos, en lo cultural, en lo artístico, en el pensamiento social. Unos lo hacían de verdad y otros hacían como que lo hacían.
ResponderEliminarMil gracias Conrad, me alegra que te gustara. Nos vemos en tintero compañero. Hasta pronto.
Una historia cargada de veracidad descrita con todo lujo de detalles . Los espabilados que con su labia conquistan ,siempre existieron y existirán ,en todos los ámbitos de la vida y en la universidad no iba a ser menos.
ResponderEliminarUn abrazo Isabel y suerte en el concurso.
Puri
Gracias Puri. Suerte para tu relato también, nos vemos en Tintero.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me ha encantado leerte, Tara. El relato está muy bien logrado y te lleva a la escena, te sumerge en la época.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirna. Muchísimas gracias. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminarDe nuevo, nos sorprendes con una historia singular narrada con esa habitual naturalidad que hace que el relato fluya sin esfuerzo aparente, haciéndolo creíble y fascinante a la vez. Me gusta como aciertas a relacionar el título de la película con la foto del cartel, como dos avisos premonitorios que María desdeñó antes de caer en las garras del pérfido profesor. Ese brutal contraste entre la doncella María y el satánico Casanova vertebra y refuerza una historia muy bien armada. Mucha Suerte en El Tintero, Isabel. Ahí nos vemos. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Paco. Pues tú sueles echar en tus historias migas de pan para que case en el conjunto del relato, y que no hayan datos inútiles, virutas que no tengan que ver con la historia principal. Eso mismo intento yo, y es de agradecer unos ojos atentos que hayan sabido verlo.
EliminarMucha suerte a ti también Paco, por lo pronto la suerte la tengo por compartir con tan buenos compañeros.
Un abrazo apretao.
Los que tienen piquito de oro suelen tener también colmillos retorcidos y aguijón ponzoñoso.
ResponderEliminarNo son de fiar, enredan a la victima en hilos de seda, como las arañas, para devorar a sus víctimas.
Y yo, ingenuo que pensé que la protagonista no caería en sus redes.
Un beso.
Bueno, conozco a gente con labia que no son depredadores, de todo hay en la viña de la vida ¿no?
EliminarLa chica de mi cuento era muy joven, normal su reacción.
Un beso Francisco, suerte en tintero y nos vemos en la Gala.
Me sumo a los elogios de los compañeros. He de confesar que mientras leía el relato me visualicé yo misma en la cafetería de mi universidad.Señal de que tu relato esta plagado de imagenes potentes. Creo que has acertado con el estilo, los personaje y la recreación del ambiente. Me encanta, Tara!
ResponderEliminarGracias Araceli. Suerte en Tintero compañera, nos vemos en la gala, ponte guapa.
EliminarNo me gustan nada esos pedantes y menos cuando se sirven de su elocuencia para conseguir propósitos deleznables. Tampoco me gustan los borregos que les siguen y les ríen las gracias creando un círculo de gente que creen estar varios peldaños por encima del resto de los mortales. Si que me gusta tu escrito, la voz de María, ingenua y virgen de casi todo en su juventud, y sabia y curtida en la madurez, explicando, como sólo tú sabes contar, esas pequeñas historias que tan bien reflejan la hipocresía, el abuso de poder ... Un inmenso placer, somo siempre, visitar tu página y encandilarme con tus relatos. Lo de suerte en el Tintero, en tu caso, no es necesario. Un abrazo
ResponderEliminarLa gente de valía no necesita presumir de conocimientos ni de nada. El que vale vale, y el que no, pues eso, a hacer corrillos ;)
ResponderEliminarGracias Jose. Tú tampoco necesitas suerte en Tintero, lo dicho, el que vale vale.
Un abrazo de los fuertes.
Yo la vi algo antes que tú, aunque también en primero de carrera. Nos dejó fascinados, era lo mejor que habíamos visto, lo mejor que se había hecho, tenía este símbolo y aquel otro, y eso significaba una cosa y aquello significaba otra cosa... Tuvieron que pasar años para que nos confesáramos a nosotros mismos que aquella película era un rollo y que no habíamos entendido nada más que el aburrimiento causado.
ResponderEliminarEso sí, a muchos, profesores y compañeros de clase, les sirvió para ligar a base de explicar lo que nadie había entendido.
Un relato genial.
Un beso.
jejje ¡exacto!
ResponderEliminarYa te digo, todo un peñazo.
Un beso Rosa.
Feliz fin de semana y feliz semana santa. Un saludo desde Almería
ResponderEliminarGracias Trini. Lo mismo. Un saludo.
ResponderEliminarFelicidades, Isabel, por este tintero de plata tan merecido. Te vas a quedar sin espacio para tanto diploma. Un abrazo
ResponderEliminarMil gracias Conrad.
EliminarTranqui colega... ahora mismo le hago sitio a la plata.
Un fuerte abrazo y nos leemos muy pronto, seguro.
Amiga Isabel, lo primero que quiero hacer es pedirte disculpas por tardar tanto en pasar; me lío, me lío y...
ResponderEliminarTe diré que tu texto está escrito con mucha sutileza, es magnífico; vamos, como todo lo que escribes. He disfrutado tanto con su lectura que no me ha extrañado nada tu flamante "Tintero de Plata", que bien podría haber sido "de Oro". ¡Enhorabuena por él!
Un fuerte abrazo.
Amigo Patxi, no tiene importancia, entiendo que a veces no hay tiempo y tenemos vida personal más allá de las blogs ;)
EliminarMuchas gracias Patxi.
Mi más calurosa, con clima canario, ENHORABUENA, Isabel, por ese merecido Tintero de Plata en una edición con tanto nivel. A este paso te va a quedar sin espacio en tus vitrinas virtuales. Menos mal, que estas cuesta poco ampliarlas. Espero no encontrarte hasta el último Tintero allá por el mes de Julio, señal de que yo habría regresado a los puestos de honor en el de mayo, y tú harías lo propio, cosa más probable, en el de junio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amiga ESCRITORA, abrazo con brazos kilométricos surcando el océano.
Pues mira... hoy está lloviendo por aquí, menos mal que ayer lució un sol radiante y no nos estropeó el "sancocho" al aire libre, (comida típica canaria de semana santa)
EliminarSobre los tinteros, al menos ya tengo garantizada la publicación en la antología anual del amigo David, así que con eso ya soy más que feliz.
Yo te voy a "ver" mucho antes de julio, puesto que te leo y te sigo participemos o no en Tintero.
Un abrazo cercano Paco. Gracias.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Isabel, aunque haya estado apartada tanto tiempo de Internet por causas mayores a mi voluntad, lo mejor es que puedo regresar a mis anteriores actividades y entre ellas visitar los blogs amigos, como el tuyo.
ResponderEliminarAntes que nada te felicito por tu esfuerzo constante de superación a la hora de escribir tus historias y por supuesto los frutos que tan justamente te han llegado a modo de premios: ¡enhorabuena!
Centrándome en esta última publicación donde se menciona la película griega "Cuerno de cabra" comentarte que seré otro bicho raro que la vió en aquellos años setenta, en mi época adolescente y me dejó impactada por completo semejante drama, trágico hasta más no poder.
La trama narrativa me ha resultado sumamente fluida y amena. También me he podido identificar dentro del decorado y sus personajes, lo cual me parece un buen trabajo por tu parte.
No entro en moralinas, simplemente creo que refleja muy bien la realidad, aunque nos duela haber caído en las redes de ciertos "filos" como el que describes.
Un abrazo.
¿Hola Estrella! Me alegra saber de ti.
EliminarMuchas gracias por tu valoración.
Bueeeno, a ver si te animas y participas en nuestro ya mítico Tintero orquestado por el amigo David.
Un cariñoso saludo y hasta pronto Estrella.
Felicidades Isabel por ese Tintero de plata, sin duda merecido. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Jorge. Suerte para ti también en Tintero, aún no me ha dado tiempo de leeros. Ya te diré.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.