Rachid es más negro que el fondo del infierno, más listo que cien diablos juntos, le llega a la altura del corazón a Benearo. Ambos son esclavos, propiedad del mismo señor de las Madeiras.
El gigante lucha con un pie anclado en la tierra. Sortea las piedras y guijarros que le arrojan, los cuchillos y puñales aumentan la apuesta. Se agacha e inclina, baila y muda con rapidez inusitada para alguien de tal tamaño. Ligado un brazo a la espalda y el otro suelto. El aire silba a su lado.
Vuela su fama de tal modo que es honra del amo, lo alimentan y cuidan tanto como a sus caballos.
Rachid le cura las heridas con emplastos de barro y hierbas. Le enseña tácticas y danzas tribales de su tierra africana que aúna con estrategias de capoeira.
El canario no sabe cómo se llaman sus artes, solo sabe que saltaba los barrancos de su isla como nadie y que era más fuerte que ninguno.
—¿Y tú Rachid…, de dónde viniste?
—Me apresaron en Tagaos, cabeza del reino de Bu Tata.
—Yo también era un hombre libre.
Tiembla el canario con el sonido de una flauta o llora porque el cielo se estrella, o se estremece porque sí. Su ancha nariz perforada por una anilla.
Tiembla el canario con el sonido de una flauta o llora porque el cielo se estrella, o se estremece porque sí. Su ancha nariz perforada por una anilla.
Muchas mujeres han probado su hombría. Tantas que no abarca a todas. Rachid aprovecha alguna, no quiere que se canse el campeón.
Frota con esparto trenzado el cuerpo de Benearo, limpia y restriega como una madre agitada que cuida de su enorme retoño.
Después se bañan en la poza bajo la higuera refractada y parece que la luz tiñera de verde a un gigante y a su menguada sombra.
—Eres como mi madre.
—Una madre canija y negra.
Los dos se miran, y entonces, sonríen.
300 palabras
Isabel Caballero
Buenísimo, Isabel. Un vocabulario exquisito y preciso.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
¡Madre mía! ¿Qué deprisa lees Rebeca!... si lo acabode subir!!!!!
ResponderEliminarGraciassssssssssssss
Gracias a tu historia me has enseñado algo nuevo e interesante que desconocía, me refiero al curioso y bello arte afro-brasileiro de esta danza con movimientos acrobáticos o de gran agilidad: capoeira. También se aprecian estos movimientos en el desarrollo de la trama, bellamente expresada y con un uso de las tildes muy loable, de ahí que exista mucha fluidez y una clara lectura.
ResponderEliminarEsta cómplice pareja de protagonistas y esclavos al mismo tiempo, me recuerdan a Don Quijote y su fiel escudero, Sancho, que aunque no recorren llanuras para luchar contra los malvados gigantes, les basta con ese ring para luchar por su supervivencia y que el amo les siga dando techo y bocado.
Su mensaje es demoledor, en el sentido de poner de manifiesto tan semejante vejación humana, como es la esclavitud, ocasionada naturalmente por la falta de consideración y respeto al prójimo, junto a otros despreciables deseos, como son la codicia y el poder.
Por supuesto, compañera, que has escrito un estupendo micro y superado el reto con creces.
Un abrazo.
Gracias Estrella ¡qué bonito comentario!
EliminarEl relato va mucho más allá de lo que he escrito, con 300 palabras no se puede desarrollar más el relato, pero si eres curiosa te cuento que hay una base real en esta historia:
He situado el relato en las islas Madeiras, por la cercanía con las canarias y porque hubo un tráfico importante de esclavos canarios a ella para trabajar en la caña de azúcar y como pastores (antes incluso de la conquista castellana). Eran más apreciados que los negros por su talante tranquilo. No tienes porqué saber la fecha (no somos historiadores), pero he puesto un dato "Tagaos, el reino de Bu Tata", al sur del actual Marruecos,(en 1499 se apropiaron de él los españoles).
Muchos canarios eran luchadores de "palos" con él cuidaban el ganado y bajaban y subían los barrancos, eran expertos en esas artes.
Y para no cansarte más, ni aburrirte, aquí lo dejo. Me gusta basar las historias con un fondo real, aunque luego desvaríe y se me vaya de las manos (sonrío)
¡Qué interesante! Me has dejado asombrada y con toda una urdimbre enfocada a denunciaer unos hechos deleznables, donde los portugueses que gobernaron las islas Madeiras, se aprovecharon descaradamente del negocio de la esclavitud, el más despreciable de todos. Desde luego las Canarias parece que han sido explotadas y denigradas por demasiados «extranjeros» (incluyo a los peninsulares, por supuesto). ¡Qué vergüenza da conocer este tipo de acontecimientos!como sucedió con la conquista de «Las Américas», otra despreciable hazaña de la España tenebrosa y católica.
EliminarPor supuesto, Isabel, no me has aburrido, ni mucho menos, al contrario te quedo muy agradecida por ayudarme a conocer más a fondo la cruda realidad de tu tierra y sus pacíficas gentes.
Me parece muy loable que te bases en un fondo real cuando escribes tus historias. Siempre me has parecido muy responsable, diligente y cuidadosa con lo que escribes. De ahí, que me guste leer lo que nos compartes.
¡Que disfrutes de una estupenda semana! ¡feliz noche!
Geogragficamente estamos situados en un cruce de caminos entre Africa, Europa y América, las Canarias siempre ha sido apetecida, Homero habló de ellas, Chakespeare alabó los vinos de Tenerife,la conquistaron o intentaron conquistar los Fenicios, menorquines, bereberes, turcos, romanos, piratas ingleses y holandeses, franceses, castellanos, valencianos... y demás yerbas. Ahora son los alemanes y los británaicos quienes las copan en los lugares turísticos. Es lo que hay Estrella ;)
EliminarRectifico lo de las tildes, quise decir: signos de puntuación.
ResponderEliminarA mí también me gustan mucho los relatos históricos, Isabel y este tema que tratas tú apenas ha sido contado. Muy buen micro que seguro da para un cuento más largo. Me ha encantado. Felicidades.
ResponderEliminarHola Marta, pues ya somos dos como mínimo a quien le gusta la historia. Para entender el hoy hay que conocer el ayer.
EliminarMuchos canarios morían de tristeza cuando los esclavizaban separándolos de sus familias y de sus islas. Los reina Isabel la Católica otorgó las llamadas "cartas de aforías" liberando a los esclavos (en canaria a los propios isleños y a los negros que traían para el cuidado de los ingenios de azúcar). Así que los esclavos de oficiales se convirtieron en oficiosos, y en vez de esclavos fueron llamados siervos.
Gracias Marta, a ver que nos cuentas tú esta vez con una sonrisa.
¡Tres días! Solo han pasado tres días y has conseguido idear y escribir este micro que nos lleva a otro tiempo. Un tiempo de esclavitud, pero con relaciones de amistad como la que nos has mostrado. El estilo me recordó a otro de tus relatos Gato de azotea azul, que además fue galardonado con un tintero.
ResponderEliminarDesde luego que la imaginación y productividad que mostráis me tiene asombrado. Un fuerte abrazo!!
Jeje David. Lo cierto es que este micro forma parte de una novela que tengo escrita sobre la conquista canaria (la tengo en el cajón de los pendientes, la saco, la reviso, la guardo, la vuelvo a sacar, la corrijo....la guardo de nuevo). Saqué un extracto y modifiqué algo la historia para que entrara en el reto, así que no es tanto el mérito.
EliminarUn abrazo, maestro.
Un relato estupendo Tara.Abrazos
ResponderEliminarmuchas gracias Betty.
EliminarLa compañía, amistad y complicidad entre esclavos de distinto origen y distinto "uso". El esclavismo da mucho más de sí a la hora de contar historias, en su mayoría desgarradoras, y más daría si hubieran plumas que, como la tuya, trataran este tema como narraciones históricas y a la vez de ficción. Me encanta su estilo narrativo, tan culto y a la vez tan natural.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exacto Josep Mª, se ayudaban entre ellos. Te cuento algo más de la esclavitud en Canarias, me informé muy bien para escribir (o intentarlo), la novela que he mencionado. Cuando los esclavos negros fueron liberados, se unieron los libertos que no vivían en la casa de los señores y formaron gethos, barrios o lugares donde poder estar juntos. Son muy famosos aquí en Gran Canaria, los llamados "Negros de Tunte" de los que hay descendencia, algunos canarios, sobre todo los de esa zona, tienen actualmente rasgos negroides (solo tienes que ver la cara delcantante canario José Vélez)
ResponderEliminarHay un barrio llamado San Gregorio del municipio de Telde, donde siempre han tenido fama de brujas y brujos, y no es más que entre ellos se curaban por no tener acceso a galenos y médicos, ni medios para ello, y "tiraban" de sus conocimientos, remedios y pócimas heredados de sus ancestros africanos. Si es que todo tiene un porqué y una explicación lógica.
Muchas gracias Josep por tus palabras. A ver que se te ocurre a ti.
Un fuerte abrazo.
Me ha parecido un hermoso micro Isabel, … por el tempo, el vocabulario y por dos cosas más,... por tu habilidad para reunir en una misma historia la capoeira y los luchadores de palos,... pero es que además esa pareja forjada en la adversidad me parece una creación fantástica.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Gracias Norte, que bueno que te gustó. Un abrazo.
EliminarQué buen micro, Isabel. Con fondo histórico y con tu inconfundible estilo. Me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Gracias Mirella. Seguro que pronto te animarás a escribir algo con la sonrisa puesta. Muchos besos.
EliminarHola, Isabel. Como estoy más cerca de Brasil, conozco la capoeira. De hecho es una de las atracciones públicas "a la gorra" con que se buscan la vida los chicos (jovencitos), así como con los malabares, el lavado de parabrisas y los cantos en los ómnibus. Todo ligado a las carencias que aquejan a medio mundo, y que la gente trata de resolver con un buen humor fatalista.
ResponderEliminarMe encantó la dinámica de tu relato, su pintoresquismo, y su doble fondo de denuncia que explicas muy bien. Un saludo.
Qué tal Beba. Mi hijo estuvo apuntado en uncurso de capoeira, hay que estar en muy buena forma física para dar esos saltos de lucha/baile, es una disciplina magnífica y todo un arte, desde luego.
EliminarUn abrazo Beba, gracias por tus apreciaciones.
Hermoso y tierno relato a pesar de su triste tema central, la esclavitud, y la rudeza del entreteniminto, pero te vales de la belleza del ser humano, de sus destrezas y artes musicales para dejarnos un crudo contenido histórico, narrado encantadoramente con una buena chispa de humor. Y sí que nos contagiaron su sonrisa al final, ja, ja.
ResponderEliminarSencillamente encantador Isabel.
Me alegro de que lo disfrutaras Harolina. Ya leí tu "Milagro", desde que tenga un ratito te digo compañera.
EliminarUn abrazo grande.
Cuando leo tus relatos sobre algún episodio de la historia de Canarias, siempre me queda un amargo regusto por lo poco que conozco de ella, lo poco que se conoce, me temo. Yo también estoy admirada de cómo nos muestras tanto en sólo trescientas palabras y cómo haces que nos enamoremos de esta pareja de antepasados de José Vélez.
ResponderEliminarPor cierto, ya sabes que estoy deseando leer una novela tuya.
Un beso muy muy grande
Te felicito por el relato. Me gustó leer el nombre de mi tierra en tú historia ;). Sin duda, un buen canario es capaz de saltar los barrancos como nadie, jajajajaja. De hecho, cuando estábamos en el colegio nos enseñaban técnicas para aprender a bajar desde las alturas de una roca con palos de madera, en memoria a nuestros antepasados.
ResponderEliminarLa historia la has sabido llevar muy bien y, además, le has dado un toque histórico que muestra un estudio anterior a la creación del micro. Enhorabuena y un saludo.
¡Anda Ulises! ¡Hola paisano! Yo de la Gran canaria... y tú?
EliminarQué suerte que ahora en los colegios se enseñe a conservar y aprender lo que se ha dado en llamar flolClore (es mucho más que eso), ej: el silbido gomero, el juego del palo...
Ya leíque escribiste sobre un espadachín, desde que pueda te digo "mi niño" :)
He querido decir folclore... que escribo muy deprisa.
EliminarLeyendo los comentarios he entendido el porqué de la idea que se me ha formado al leer tu fantástico micro. He sentido como si este relato fuera la cabecera de alguna apasionante serie o saga donde dos amigos comparten miserias y experiencias. Una lectura muy grata, Isabel, y muy interesante lo apuntado en los comentarios, no sabía que los valencianos hubiéramos ido más allá de murcie, je, je, je. Felicidades de nuevo, Isabel, y a ver si le das vida a esa novela... Jajaja
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Anda que Valencia tiene su historia con la trata de negros! Sobre todo con los esclavos sarracenos por la cantidad y continuedad de la esclavitud y transporte. Como metas la nariz en los archivos del siglo de oro te caes de espalda Pepe.¿Sabes que pasa? que estudiando la esclavitud en Canarias, me picó el gusanillo de la curiosidad y los valencianos tuvieron mucha enjundia en esto.
EliminarUn abrazo Pepe, nos vemos por aquí o por Literautas, que tanto monta monta tanto...
Quise decir Murcia... Mis dedos me traicionan.
ResponderEliminarUna relación la de estos dos personajes tan dispares que trasciende raza y color y se mantiene no solo por afán de supervivencia. Amistad que limita con la fraternidad cómplice en una situación difícil para los dos.
ResponderEliminarUn relato que dice mucho en poco desarrollo y que deja mucho para imaginar.
Un abrazo.
Eso mismo quise reflejar Francisco. Gracias compañero.
EliminarCon tu forma de escribir tan especial nos describes esta historia de tu tierra y nos haces ver el paisaje y la vida de tus paisanos bailando al ritmo de la capoeira. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Mamen! un abrazo y mil gracias.
EliminarLo que cuentas y cómo lo cuentas: ambas luces iluminan la atmósfera del relato y me llevan a imaginar el dolor de la historia, de las diversas improntas que ha dejado en tus islas el paso de la esclavitud.
ResponderEliminarAcabo de venir de leer "una hoja sobre el piso" y aún tengo la huella sensible de su lectura. No sé que magia tienen tus palabras, Ariel, que deja un poso durante un rato.
EliminarSobre tu comentario, todos somos hijos de la historia.Es lo que hay, Ariel.
Un micro genial, Isabel. Lo que más me llama la atención y admiro, es que hayas conseguido contextualizarlo y añadirle tanta historia subyacente en tan pocas palabras. He leído la explicación que le dabas a Estrella y, aunque ya lo imaginaba, he comprobado de cierto que nada queda al azar en tu relato: ni los nombres, ni el físico de los protas, ni la ubicación, ni las razones. Tiene un mérito enorme y, aparte de disfrutar con la entrañable historia que has trabado, he aprendido cosas que no sabía. Me ha encantado :)
ResponderEliminar¡Un beso de sábado!
Muchísimas gracias Julia. Procuro ser cuidadosa con los detalles, con la labor de archivo y con los datos para que casen con naturalidad en la historia. No siempre me sale, claro, pero intentar lo intento, así que gracias por saberlo apreciar Julia. Muchas gracias por tus animosas palabras.
EliminarUn beso de domingo.
Hola Isabel, compañera, vengo del café de literautas; encontré allí por casualidad a una mujer con un ángel de la guarda que me dio un yuyu... así que corrí y corrí y dije voy en busca de Tara a sacarla de su casa y bailar una capoeira. Este baila es más optimista dentro de la historia tan interesante que nos dejas caer, así de sopetón, con luchadores de palo y todo. Cuando se intenta resumir una historia se pierde la esencia de los detalles y sobre todo, cuando es un relato rico en matices, tus matices, esos matices poéticos que adornan los contextos más duros. Me quedo con estos dos personajes y uno a la altura del corazón, que puedo decir, anclado a la tierra y esos cuchillos y puñales que aumentan la apuesta. No he podido ver esa muda con el baile, cuéntame por favor, tampoco esa higuera refractaria, ilumíname por dios. Bella historia. Felicidades. Besos y feliz finde.
ResponderEliminarPues la higuera la tienes que ver tú, Eme, cada cual tiene su higuera. La mía está reflejada en una charca y el color de la luz atravesando las hojas tiñe de verde todo. También hay higos maduros flotando en ella, y hojas, y pensamientos. Cualquier cosa que "veamos" sirve para meterla en un cuento. Seguro segurísimo que tú también eres ladronas de imágenes, como si te viera.
EliminarGracias Eme. Muack.
Hasta en los escenarios más oscuros de los que es capaz el maldito hombre hay lugar para la sonrisa.
ResponderEliminarUn sabor agridulce me has dejado con tu relato, Tara. Me ha hecho sonreír, como a nuestros dos protagonistas, pero no puedo dejar de pensar en los sufrimientos a los que el hombre es tan aficionado.
Muy buen trabajo. Un abrazo.
Es que la vida es así, agridulce ¿o no, Bruno? Claro que para algunos más amarga que para otros.
EliminarGracias colega. Hasta pronto.
Saludos Tara, un relato enrevesado e interesante, quizá por el tema de capoeira. Muy creativo. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarHola Mery,gracias por tu comentario. Ya vi que escribiste un super micro "Liberado". Desde que pueda voy a por él. Un cordial saludo compañera.
Eliminarun placer el haberte hallado en el 2019.
ResponderEliminarun abrazo desde Miami
Gracias recomenzar.
EliminarUn abrazo desde Canarias.
Hola Tara
ResponderEliminarMe han gustado mucho el estilo y los dos personajes con nexo que hay entre ellos.
Me ha recordado las novelas que leía antaño, con gran avidez, de tu paisano Alberto Vazquez Figueroa, llenas de aventura, amor, dolor y emoción.
Enhorabuena y saludos
La primera novela que leí de Vázquez Figueroa fue Tuareg, pero al margen de sus novelas, lo que más me atrae de su figura es que su infancia la pasó en la capital del antes llamado Sahara Español, El Aaiún, aunque antes de que yo naciera. No fuimos coincidentes, pero sí en espíritu. Así que me encanta que recuerde alguna aventurera novela suya... aunque ¡ya quisiera yo!
EliminarGracias Paola... ya pronto te leo.
Hola, Tara.
ResponderEliminarHasta en las experiencias más aterradoras uno puedo encontrar un amigo, como en tu relato, dos personas diferentes, pero que se comprenden y se complementan.
A parte nos regalas un trozo de historia, de esa que olvidamos y que a veces tan poco sabemos.
Es muy bueno, enhorabuena.
Un beso.
Hola Irene. Te agradezco mucho tu lectura y comentario. Tintero contigo se enriquece, te lo aseguro.
EliminarBesosss
Ay, Isabel. Qué bonito lo que me has dicho. Muchas gracias, :)
EliminarUn montón de besos.
Hay tanto en esta historia Tara, que no sé por dónde empezar a comentar. Sabemos que lo bueno, si breve etc, pero encontrar tanta historia escondida, tanto ritmo, tanta danza en medio del horror de la esclavitud y esa relación perfecta entre el gigante y su compañero que es casi un cuidador de caballos en tan pocas palabras es genial.
ResponderEliminarEl mayor de los respetos para ti, compañera.
Un abrazo
Pues me alegra mucho que te haya gustado Juana.
EliminarTe conozco de Literauta y eres tan buena escritora como comentarista. No tengas ningún problema para hacerme críticas en cualquier sentido, se aprenden mucho de ellas, aunque un pedazo de halago como el que me acabas de hacer sube la moral hasta la estratosfera y más allá :))
Un abrazo de los fuertes Juana.
Un placer conocerte Me gustas
ResponderEliminarme encantan tus letras
Poco para agregar tengo, Tara, después de tan certeros comentarios. Lo que rescato personalmente y me alegra que se siga teniendo en cuenta, que los despreciables errores del pasado en la humanidad no se repitan, para ello son necesarios relatos como el que has hecho. Una buena forma de no olvidar, para no repetir, y lo mejor de todo que lo enganchas al final -sonriente- con muy buena habilidad para no dejarnos apesadumbrados del todo.
ResponderEliminarUn abrazo y adelante!
Carla, muchísimas gracias. Un abrazo y seguro que nos "vemos-leemos" en próximos retos.
ResponderEliminarMuy buen relato. Una historia que respira verosimilitud, y el lector presiente que está siendo testigo de algún capítulo de la HISTORIA, aunque sea desconocida, por desgracia. La esclavitud, la invasión colonial, la amistad, el amor ¿por qué no?.
ResponderEliminarBuen rabajo. Gracias Isabel.
Muchas gracias Javier.
ResponderEliminarIsabel fantástico relato,la esclavitud no entiende de diferencias, lo único que saben es que no son libres y eso también les une. El conjugar al unísono dos costumbres es un gran logro a la hora de escribir esta historia.
ResponderEliminarBesos
Puri
Dentro de la misma historia, nos narras las dos caras de la moneda, por un lado esa parte negativa de la esclavitud, y dentro de ella, la camaderia y unión de dos seres que, pese a su adversa situación, se sienten familia.
ResponderEliminarEn un breve resumen, lograste que supiera hasta de la capoeira.
Y todo, amenizado con sonrisas.
Hermoso de veras, Isabel. Felicidades.
Que tengas una bonita semana.
Puri y Mila, muchas gracias amigas.
ResponderEliminarHasta pronto.
Hasta pronto, guapa, por si no nos leemos, que tengas unas bonitas fiestas navideñas. Feliz 2020.
ResponderEliminarGracias Mila. Felices fiestas para ti también.
EliminarTe compro la esperanza de este micro Tara, te la compro toda. Qué maravilla disfrutar leyendo tu relato y ver a esos dos amigos, libres de mente y espíritu, colaborando codo con codo para sobrevivir a su esclavitud terrenal.
ResponderEliminarUn saludo cordial, Carles Leo.
Me ha gustado, Carles Leo, que hayas apreciado en estos dos amigos su libertad de mente y espíritu ya que no pueden serlo de otro modo. Me alegra también, que hayas disfrutado del relato, espero que te sientas a gusto en Tintero y continuemos leyéndonos.
EliminarUn saludo agradecido.