NOTA FALSA
Las
poleas oxidadas del ascensor de cancela de hierro avisaban de la llegada del profesor de violín. Me tocaba con la misma pasión que a su instrumento meciéndose sobre las puntas de los pies
a ritmo de Paganini, con los ojos cerrados y las alas abiertas. Cuando yacía conmigo estaba prohibido
cualquier clase de perfume que
disfrazara mi fragancia de mujer, porque le encantaba oler mi excitación, meter
su nariz en el hueco de mi cuello, en mis axilas, en los pliegues de mi cuerpo,
hasta que mi sexo reclamaba un ven aquí ya. ¡Ya!
A
mis hijos no les hacía ninguna gracia que el virtuoso
pasara tantas horas con su madre. Cuando les conté que se quedaría a vivir
conmigo se enfadaron.
—¡A
vivir de ti!, ¿pero no te das cuenta de qué es un aprovechado? —se enfadó el mayor.
—Y
quince años más joven que tú, mamá —soltó mi hija, la empoderada, la que se sabe de memoria el
manifiesto surrealista y los dineros que tengo en el banco, que no son pocos.
El
portero puso una nota avisando que el ascensor estaría unos días inoperativo, y
que pronto vendrían a hacerle una revisión a fondo.
A
mí ya
me da igual como suene el jodido ascensor asmático. A mí ya todo me da
lo mismo desde que mi cariñoso profesor no viene a verme.
Cuando
el operario encontró su cuerpo, mis hijos
se miraron entre ellos. Un gesto
apenas perceptible, una leve nota falsa de violín.
Isabel Caballero
250 palabras
Hola, Isabel. Qué gozada leer el relato. Ya te has hecho de rogar. Lo que más me ha gustado ha sido esa simbiosis entre el violín de Paganini y el sexo. A veces ocurren accidentes... Estupendo relato. Un abrazo.
ResponderEliminarMás vale tarde que nunca. Y tú, Isan, tan puntual como siempre en los comentarios, algo que agradezco mucho.
EliminarDiría que los hijos quitaron esa nota, haciendo que el violinista tuvieron un fatal accidente.
ResponderEliminarBien contado. Un abrazo.
Hola. Muchas gracias por tu visita. Vete tú a saber que ocurrió, lo dejo a tu imaginación. Ya vi que has escrito, dame un poco de tiempo y te leeré, señor Demiurgo.
EliminarCría cuervos y te sacarán los ojos. Leer el micro ha sido como una sinfonía. Muy bueno, Isabel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenos días, Pedro. Vengo de leer tus maderos, se te da de lujo los diálogos.
EliminarLo de la sinfonía me ha gustado, muchas gracias compañero.
Abrazos.
Los hijos que no entienden la felicidad de sus padres o el interés de los hijos por el dinero de sus progenitores, en cualquier caso o en ambos casos, la madre ya no podrá escuchar la deliciosa música del violín y la música tendrá un músico menos. Excelente! Saludos!
ResponderEliminarSi es que el amor no tiene edad... ni la lujuria jeje
EliminarGracias Mayte.
Tu micro me encantó, especialmente el final.
Muy bueno, me ha enganchado cómo, con esa historia de lujuria entre madre y joven armas una historia excepcional
ResponderEliminarUn abrazo, y felicidades
Muchas gracias Albada, otro abrazo para ti... y cuidadito con los frutos secos :)
EliminarAl violinista no se le quebró una cuerda de su preciado instrumento, se le ronmpió (o debería decir le rompieron) la vida.
ResponderEliminarUn micro excelente, Isabel.
Un abrazo.
Muchas gracias, Josep. Por cierto, hablando de comunidades, acabo de terminar tu relato "Patio de vecinos", donde no hay ascensor, pero sí un misterio a resolver. Muy bueno.
EliminarFantástico, Isabel. Un asesinato a ritmo de violín escrito con mucha delicadeza. Una delicia de micro. Besos.
ResponderEliminarYa que metí un violín en escena, quería darle cierta musicalidad, a pesar del final. Muchas gracias Marta, me alegra que te haya gustado.
EliminarUn precioso relato tan bien escrito y tan sugerente como nos tienes acostumbrados. Pobre violinista, pagó cara su pasión a lo Paganini.
ResponderEliminarUn beso.
Desde lo de mi novela, le estoy pillando el tranquillo a esto de matar a la gente jeje
EliminarGracias Rosa. Esta vez hay un montonazo de micros, los estoy leyendo, ya llegaré al tuyo.
Besos.
Me encantó Isabel, es un relato muy sensual y triste a la vez porque te das cuenta que a veces tu felicidad no es compartida por otros y en este caso el pobre profesor acabó pagando con su vida en medio de intrigas familiares. Saludos.
ResponderEliminar¡Qué bien, Ana! Un abrazo... a ver a quien has matado tú (en tu micro, digo)
EliminarUn abrazo.
Saludos Isabel: Un relato redondo y sin duda melódico me ha encantado. Un placer leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias Ainhoa. El placer es mío, de verdad.
EliminarUna magnífica aportación al reto que nos ha puesto David. Muchas felicidades.
ResponderEliminarEs que David nos propone juegos que nos abre la espita de la imaginación.
EliminarGracias Macondo.
Qué manía tiene la gente de aguar la fiesta. Con lo bien que se lo pasaba la mujer; tienen que venir esos hijos egoístas a robarle la diversión a su madre.
ResponderEliminarMuy buena la forma en que sugieres el final del pobre violinista.
Un beso muy grande, querida Isabel
¡No hay derecho... claro que no!
EliminarUn beso, señora escritora de novelas estupendas.
¡Hola, Isabel! Bueno, bueno, bueno... ¡Un micro de alto voltaje! Las notas del violín son el hilo conductor de una historia con un aroma a novela negra clásico maravilloso. Sensualidad, conflictos de intereses, asesinato... Un micro fantástico y que, además, bien podría ser el pilar de una novela dada la cantidad de temas y conflictos que trata. Amor de distintas edades, conflicto hijos amante de madre, sexo... son tantos matices que perfectamente encajarían como novela de James Cain. Un abrazo!!
ResponderEliminarCalla calla, David. No me des más trabajo del que tengo. Ya sabes que estoy con la continuación de la novela... a trancas y barrancas, pero estoy.
EliminarUn fuerte abrazo.
Como siempre, entre mis favoritas. Seré breve para acompañar a una de las tantas mujeres que si no tienen hijos, tienen parientes o vecinos encantados de poner palos en "las poleas oxidadas". Un abrazo.
ResponderEliminarTú que me lees con buenos ojos, Juana.
EliminarEnvidia de amor, tienen esos vecinos o parientes que mencionas.
Un cariñoso abrazo, Juana.
A veces, ser virtuoso en varias materias puede traer consecuencias funestas, especialmente si la receptora del virtuosismo tiene hijos egoístas y asesinos.
ResponderEliminarUn relato fantástico, erótico-sensual al inicio y dramático al final. Estupendo, Isabel.
Un abrazo.
Muchas gracias Paloma. Voy a ver si has escrito para este reto. Un fuerte abrazo
EliminarLos hijos no entienden las necesidades de la madre. Muy envidiositos los crios
ResponderEliminarDesde luego, Jose
EliminarUna leve nota falsa de violín! Hermosa metáfora para la complicidad en la mentira de los hijos. Un relato genial.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro que te hayas fijado en la frase final del cuento. Gracias Mirna, acabo de venir de leer el tuyo ¡ufff!
EliminarJuraría que ya había comentado, pero ante la duda te diré que es muy bueno el micro, que afán por meterse en la vida de los demás. Pobre mujer.
ResponderEliminarUn abrazo y buen domingo.
Creo que comentaste el otro micro aportado inspirado en un relato de la compañera Matilde. No te preocupes, Ángel, somos cada vez más compañeros, entiendo que algún trabajo se nos pase por alto.
EliminarGracias, un fuerte abrazo.
Si es que los músicos estos son unos aprovechaos de la vida, je, je. Pobre mujer tener tamañas alimañas en casa, aunque claro, no sé yo quién hubiera sido peor, si ellos o el chupasangre de arco y cuerda frotada.
ResponderEliminarMuy bueno, Isabel, has dibujado la personalidad de tantos personajes con la precisión de un virtuoso violinista.
Me encantó.
Un abrazo!
¡Ehhhh! No hable mal de los músicos que usted es del gremio, creo :)
EliminarGracias Pepe.
Hola Isabel, veo que vienes por partida doble en esta convocatoria. Espero que traigo todavía la imagen de mala leche de la vieja. Pero esta es otra historia. Aunque aquí la maldad queda en casa. Da también qué pensar. Las escenas de seducción del comienzo entre notas de violín es de lo más erótico. Me quedo con este buen rato, jeje. Un abrazote.
ResponderEliminarMe alegro por tu buen rato, Eme. Un abrazo grande.
EliminarCreo que se trata de una confabulación para poder heredar íntegramente la herencia de mamá sin tener que repartir con cualquier cantamañanas. Que se vaya al infierno, con la música a otra parte.
ResponderEliminarUn abrazo, Isabel
Sí sí... a mi también me lo parece jeje
EliminarGracias Francisco, un abrazo. Hasta pronto.
Hola, Isabel. ¿Fue cosa de uno de los dos o una confabulación? Porque creo que podemos descartar el accidente o muerte por edad. Protección de herencia, que se podría decir.
ResponderEliminarPobre mujer. Su profesor no volverá a tocar las cuerdas del violin que es su cuerpo.
Un buen trabajo, como siempre. Un abrazo.
Pues no lo sé, Bruno, habrá que investigarlo :)
EliminarGracias, compañero, otro fuerte abrazo para ti.
Vaya con los hijos, como se las gastan, ni el crimen de los Marqueses de Urquijo dio para tanto. Aunque no se dice explícitamente, se intuye que los chavales tienen algo que ver con el deceso del pobre profesos de violín, deben de estar acostumbrados a vivir de la sopa boba. Bien ambientado en ese ascensor antiguo, y bien narrado, Isabel. un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge. Sí, la mirada entre los hermanos parece que fue como lo traduces.
EliminarUn abrazo grande.
¡Ay, Isabel! Yo directamente me quedo con la primera parte del relato y a los hijos que les den... ¡Qué bien has retratado el cuerpo de esa mujer como el violín que nuestro violinista toca con virtuosismo para despertar las mejores notas.. notas reales, arpegios de elevada altura, nada de notas falsas... Luego la música cesa por el egoísmo de esos niños malcriados y nos deja un poco fríos... Me ha encantado
ResponderEliminar¡Eso! ¡Qué les den a los hijos!
EliminarGracias por tus palabras, Matilde. Me ha encantado tu comentario.
Hola Tocaya , vaya con los hijos.... Estos le arreglaron la última nota ,
ResponderEliminary el musico , ya termino su concierto , muy bueno , te deseo una feliz semana
besos de flor.
Hola Isabelita. Muchas gracias, feliz semana para ti también.
EliminarMe gustó, y no se diga más.
ResponderEliminarSaludos.
Saludos, Guillermo, y muchas gracias por tu lectura.
Eliminar¡Genial relato!, me pregunto si los hijos en verdad estaban preocupados por su madre o por la herencia de su madre, ya que la llegada del profesor a la familia podría significar un obstáculo.
ResponderEliminarUn saludo.
La mirada entre los dos hermanos no augura nada bueno. Muchas gracias Cynthia, hasta pronto.
EliminarEsto me recuerda una peli que vi anoche. Una niña asesina a la que cada persona que le estorbaba, familiar o no, acababa bajo tierra. Muy bueno todo ese rollo del violín y la sinfonía mezcaldos con el ascensor, el cadáver y los niños celosos. Enorme cantidad de cosas tan bien compenetradas para terminar un reto en tan pocas palabras. ¡Genial!
ResponderEliminarUn beso.
jeje MJ, procuré fusionar ese rollo del violín sinfónico con el reto del ascensor, me alegra que te haya parecido bien compenetrado. Tu micro también me gustó mucho, y te aseguro que no te lo digo para corresponder.
EliminarOtro beso para ti. Hasta pronto.
Querida Isabel siempre nos presenta una historia entretejiendo elementos de pasión y amor. Triste final para el violinista, quien terminó muriendo sin disfrutar la fortuna de la mujer. Jajajaja. Saludos cordiales desde Venezuela. Raquel Peña de Perlas narrativas
ResponderEliminarHola, Raquel. No siempre son historia de pasión y amor, a veces solo de pasión sin que el amor intervenga :)
EliminarUn cariñoso abrazo desde Gran Canaria.
¡Hola, Isabel! Desde luego, esos hijos poniendo la nota discordante en la felicidad de su madre y, estoy seguro, por culpa de esos "dineros". Me ha gustado mucho tu propuesta, ¡felicidades! Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. Ya echaba de menos tu punto de vista, siempre interesantes.
EliminarUn abrazo, compañero.
Hola Isabel. La última nota del violinista creo que la escucharon los hijos de esa mujer enamorada. Un abrazo 🐾
ResponderEliminarEnvida de amor y mucha ambición.
EliminarGracias Rosa.
Hola, Tara. Que mal tenía enseñados a esos hijos la violinista. En cuanto vieron que el maestro más que virtuoso era un gigoló le afinaron bien las cuerdas del ascensor.
ResponderEliminarMe parece que va a tener que cambiar la señora, sí o sí, de instrumento. Buen micro y con un humor negro de lo más afinado.
Saludos
El humor negro que no falte. Muchas gracias JM que tengas un veranito estupendo.
EliminarAl leer , lees dos historias, el deseo de un artista y su obra y una policial. Parece que ninguna de las dos acaba de terminar... la descripción de la escena de los amantes me parecio increible, y hubiese querido verla terminada... habría sido sinfónico el final.
ResponderEliminarBueno, se trata de un micro, dejo que los lectores, los buenos lectores, completen la historia. Dejo a tu potente imaginación el sinfónico final.
EliminarMuchas gracias, Gustab, por leer además del reto del concurso, otros relatos.
Solo quiero compartir esto aquí,
ResponderEliminarMe diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3 en agosto de 2010. Un amigo valioso me habló sobre el Centro Herbal Dr. Itua en África Occidental. Ella me dio su número de teléfono y dirección de correo electrónico. Rápidamente lo contacté para garantizar que sus medicinas a base de hierbas curarán mi cáncer y me curaré para siempre. Dije que está bien. Le pregunto cuál es el proceso de curación, me pide que pague los honorarios que hice y dentro de los 7 días hábiles me envió el medicina a base de hierbas y luego me preguntó Le conté a mi amigo Gómez sobre la droga a base de hierbas para que me diera para ir a beberla. Entonces, después de beber durante dos semanas, me curé, estoy muy agradecida y prometo que lo haré. Se lo recomiendo a cualquiera que tenga cáncer y eso que estoy haciendo. Medicina a base de hierbas El Dr. Itua me hace creer que hay esperanza para las personas con todo tipo de enfermedades o que necesitan medicinas a base de hierbas para la enfermedad. Aquí está su información de contacto [Correo electrónico ... drituaherbalcenter@gmail.com. Web: www.drituaherbalcenter.com.
Gracias una vez más administrador del blog.