miércoles, 12 de junio de 2024

Rata de archivador


 



      

                                            RATA DE ARCHIVADOR 

   Dada mi condición de historiadora  me destinaron a la ciudad autónoma de Melilla a  rescatar, ordenar, y finalmente digitalizar, los buques españoles  que operaban en la franja marítima entre España y Marruecos. Era mi primer trabajo no teórico y carecía de  experiencia.

   Con una mochila llena de expectativas, ilusión  y algo de miedo, me embarqué desde Málaga. Al parecer,  me adelanté varias   semanas  a la ejecución de dicha Ley  de Puertos del Estado que facultaba al Gobierno para la constitución del  personal civil. Todos  mis compañeros actuales, por llamarlos de alguna manera,  eran  militares de diversos grados. No colaboraron en hacerme partícipe de los diversos trabajos de mi área de historiadora, no sé si por ser mujer, joven, inexperta o simplemente porque les jodía desprenderse de lo que hasta ahora había sido sus dominios.  Me advirtieron que no me pagarían el tiempo anticipado

   –Ya que me he adelantado por error, estaría agradecida, señor comandante, le ruego  que  me permita… —comenté  subiéndole la graduación —para ir poniéndome al tanto de…

     Me cedieron el archivo. Un  sótano lúgubre pletórico de libros y legajos. Comencé por el que encontré más antiguo, 1888, un tomo escrito a plumilla de la construcción e historia registral, incluso hundimientos o desguaces de los diversos buques mercantes.

     Lo cierto es que tenía  poca pasta hasta que me pagaran, supongo que por orgullo e independencia me avergonzaba pedir ayuda  a mis padres.

  Descubrí un pequeño baño con ducha y un catre en el cuarto contiguo. Sin pedir permiso a la Autoridad, compré algo de productos de limpieza, y con mi saco de dormir me las apañé. Al no haber vigilancia por la tarde noche aprovechaba para echarle un vistazo a las normativas y al funcionamiento de las oficinas gracias al juego de llaves que encontré para salir a comer y tomar el aire.  

  Lo peor de la primera noche fue la rata que asomaba  al oler la comida que traía de fuera. Al principio se mostraba cautelosa. En un par de días y con paciencia, dejamos de tener miedo la una de la otra. Sus ojos eran de color miel.  A la semana empezaron a crecer mis uñas de pies y manos tanto como las suyas.  La soledad hacía que hablara en voz alta con ella.  Parecía entenderme. No sé si fue debido a que la alimentaba bien que cada vez me parecía más grande. A la luz de la única bombilla del aseo, en  el espejo medio resquebrajado del lavabo descubrí que mi melena se estaba volviendo de un rubio ceniciento. Falta de luz solar,  supuse.

  Las llaves debieron de cambiarla de lugar, al no encontrarlas,  comíamos los desperdicios que los militares dejaban en sus papeleras: la mitad de un sándwich, las cortezas de una pizza…. Repartíamos todos los tesoros comestibles que encontrábamos.  Me enseñó que mezclando las sobras con el papel, bien salivado y masticado de las añejas hojas de los libros registrales saciábamos  algo el hambre.

  Hablé con ella, o con él, desconocía su género. Le expliqué que los tomos ni se tocaban, que dependía de mi futuro trabajo. Pasó de mi cómo de la mierda.

  Perdí la noción del tiempo. Dormíamos juntos, y para entonces ya descubrí que era todo un macho repetidor, siempre sabía cuándo  me encontraba en las mismas condiciones sensitivas que él.

  Cierto día se escuchó mucho jaleo y al mediodía una especie de celebración. Por la noche la rata y  yo descubrimos que era la despedida de los militares cediendo sus funciones a los funcionarios civiles. Nos pusimos a tope de comida y sobras, y el resto lo arrastramos  al sótano a buen recaudo. Tendríamos comida para cierto tiempo.

  La rata parecía preguntarme vibrando sus  bigotes  tan largos ya cómo los míos, si no me iba a presentar a mis nuevos compañeros. Yo había engordado tanto que parte de la ropa se había rajado.

  A las siete de la mañana las limpiadoras hicieron su trabajo en las oficinas y también en el sótano. Nos escondimos como pudimos. Mi macho y yo ya éramos casi del mismo tamaño. Escuchamos conversaciones gracias a meternos, yo arrastrarme, por los tubos de ventilación verificando que el cambio de poder se había producido. Alguien preguntó por la historiadora. Alguien contestó que había desaparecido a partir del primer día. Alguien habló con la policía y con mi familia. Mi móvil ya no funcionaba. Estaba tan inflada que comprendí que estaba preñadA. 

   Hasta el nacimiento de las criaturas me  divertía escribiendo  historias  inventadas en las últimas hojas de los tomos  registrales, “Los bereberes atacaron a la tripulación que valientemente se defendió…” la rata escupía sobre las letras recién trazadas,  arañaba con sus garras para envejecer la tinta y el escrito.

  Una mañana  un nuevo historiador  exigió que los libros, para preservarlos de la humedad, los subieran a las oficinas para digitalizar lo que se pudiera. Escondimos a nuestras crías para no dar la alarma y le enseñamos que el silencio era nuestra mejor arma.

   Al historiador  "Honoris Causa", lo volvieron a premiar al cabo de unos años por los datos extraordinarios que encontraron en algunos de los libracos, (los que yo había escrito como pude con mis garras de rata).

   Algunas de las muchas crías que tuvimos emigraron a otras latitudes una vez crecidas, pues no era cuestión de que nos descubrieran y nos exterminaran,  dado el hito  histórico y sorprendente  que habíamos logrado en  horario nocturno.


                         900 palabras

                       Isabel Caballero 

64 comentarios:

  1. Del temor a la empatía hay un trecho que puede ser breve si las circunstancias no son adveras, pero de esta a la identificación total ya es otro cantar. Las ratas enjauladas en un escaso espacio las vuelve agresivas, pero en tu historia sucedió todo lo contrario, je, je.
    Me ha encantado cómo has decrito esa metamorfosis tan especial.
    Un abrazo.

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    1. Un síndrome de estcolmo ratonil. Hoja Josep, te saludo. Personalmente prefiero una rata (que tampoco, a un aucaracha), tienen muy mala prensa y hanconseguido que les tengamos un asco mú grande, sobre todo el sonido de los zapatos si las pisamos. Quita quita, arggg

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  2. Hola, Isabel. Qué bien tenerte de vuelta para este homenaje a Kafka y qué relato más en su línea has conseguido. Una historia surrealista a más no poder contada con muchísimo ritmo y en un tono entre la ironía y la aceptación que lo hace inquietante y muy divertido. Genial. Me ha encantado la historia de esta pobre ratita.

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    1. Muchas gracias, Marta. Siento no haber podido leeros salvo a los del podio del concurso anterior, las cirunstancias mandan y la verdad es que os echaba de menos. A ver que se te ha ocurrido a ti, imaginativa Marta, ya te diré.

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  3. ¡Hola Isabel! Qué buen relato, me encanta cómo has logrado, de forma sutil, que la historiadora se convierta en rata. Uno tiene la sensación de ser espectador cercano de todo. También se agradece la pizca de ironía que puedo percibir. Me encantó. Saludos.

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    1. Hola, Ana, este relato se me subió a los mil y mucho la noche que me puse a escribir, solo con la aventura de la muchacha que iba a trabajar por primera vez se me fue la mitad. Luego tocó recortar, y mucho, hasta los bigotes de la rata jjeje. Gracias Ana. pronto iré a leerte.

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  4. Toda una proeza la de esta historiadora en la sombra, convertida en "una rata de biblioteca" literalmente! Je, je! Genial historia! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!

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    1. Muchas gracias Marifelita. Otro abrazo de los grandes para ti, ya te leré compañera. Muack.

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  5. Si la llegan a decir que la iba a pasar esto cuando la dieron su destino... 🤔
    Aunque en la vida esto no pasa con ratas, sí que hay veces que las personas terminan con quienes antes consideraron ratas. Muy interesante.
    Un saludo.

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    1. Menos mal que desconocimentos generalmente por adelantado lo que nos va a suceder, o no, en la vida, que si no la mitad de las cosas ni la intentaríamos.
      Gracias Mercedes, un saludo. Nos leeremos pronto.

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  6. Hola Isabel. Bienvenida de nuevo a esta tu casa, espero que todo te vaya bien. Conociéndote imagino que el traspaso del archivo a lo civil y el inventariado de los archivos está basado en un hecho real. Al principio pensé que la historia se ambientaba en una época más antigua, pero la aparición del móvil nos lleva quizás a ¿finales de los 90 o primeros años del siglo? El abandono de la protagonista por parte de los mandos militares, que suelen ser los malos muchas veces, la lleva a sobrevivir en unas condiciones de penuria en las que se mimetiza con la única compañera que encuentra, tal vez en un símil del abandono y la pobreza que sufren los estratos más bajos de la población. Pero fíjate que incluso así ha encontrado la felicidad, o al menos cierta estabilidad junto a su extraño compañero, y llega a formar una familia cuyos hijos tienen que emigrar debido a la falta de oportunidades. Me alegro de volver a verte, Isabel. Un abrazo.

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    1. ¡Holaaa Jorgeee! Me encantan tus interpretaciones que, además, como nos "conocemos virtualemente" desde hace tanto tiempo por el hecho de escribir, nos resulta más fácil adivinarnos.
      Uno de mis primero trabajos fue con militares, no como historiadora, sino como registradora de buques, y al pasar las competencias militares a otro ámbito no facilitaron demasiado la tarea, (año 92), y encima teniamos que aprender lo de digitalizar con los ordenadores que eran relativamente nuevos para muchos de nosotros. Este fue el detonante de la historia, lo de la rata vino de añadidura.
      Tú sí que sabes, colega.

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  7. ¡Qué alegría volver a leerte, compañera! Verdad que se te extrañó. Tu rata historiadora me ha disparado muchas posibilidades: Acaso la rata macho fue un soldado con inquietudes que bajó en busca de datos de algún bergantín y allí quedó comiendo papel y desperdicios de los compañeros; que los de "arriba" nunca se interesan de verdad por los de "abajo", mientras que los de abajo viven y aprenden de lo que ocultan los de arriba; que los de abajo se dedican a follar y tener cría que se repartirá entre las próximas naves accediendo a y comiendo nuevos datos; que el síndrome de Estocolmo pudo darse también a la inversa y vaya a saber qué historiadores dientudos, devoradores y rápidos se habrpian hallado en ese sótano
    Como ves, me ha encantado. Este mes no podré votar, pero siempre estás entre mis favoritas. Un gran abrazo

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    1. La alegría es mutua, Juana. No importa si me votas o no (aunque unos puntillos no vendrían mal jj). Lo que si que importa es el pedazo de Tintero que ganaste en buena lid en la edición pasada por el que vuelvo a felicitarte.
      Esa frontera de la que hablas (en ocasiones inamovible) entre los de arriba y los de abajo no es fácil de sobrepasar, casi siempre por el sobresfuerzo de los de abajo, no ha cambiado tanto la cosa en esta dimensión que llamamos democracia, solo es una pátina para tenernos amarrados al sueldo mínimo interprofesional y a la hipoteca o alquiler, que no nos engañen las ratas.
      Como siempre haces unos comentarios para pensarlos bien, querida Juanita.

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  8. De historiadora a rata, por lo menos encontró un amor y formó una familia con él, buena historia, me ha gustado, saludos.
    PATRICIA F.

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    1. Me pido ser rata, pero no de laboratorio ¿ehhhh?
      Gracias, Patricia, acabo de leer tu ratón de biblioteca, lo mismo es primo del mío. ;)

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  9. Hola, Isabel! Qué fuerte has venido. No vi ese símil de rata de biblioteca, qué bien afrontado el reto. Además, que lo encajas con la historia, con cierta denuncia social (mucho más que cierta) y rematando con un relato de romanticismo kafkiano. ¿Dónde iran los hijos? ¿Se iran en busca de más bibliotecarias? Ja, ja.
    Muchas gracias por participar, mucha suerte y un fuerte abrazo!

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    1. Estuve a punto de escribir un relato con más romanticiscmo kafkiano, pero un mundo ideal e irrealizable, pero por el hechode que implicara la conversión en un animal repulsivo (cucarachas...etc), el amor se fue al carajo. Además de que los románticos dicen que no follaban tanto como los roedores, y donde se ponga la jodienda, amigo, que se quite el cuore.
      Mil gracias, Pepe, me encantó, ya te lo dije, no solo la elección del tema sino el modo de presentarlo.
      Hasta pronto, amigo Pepe.

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  10. ¡¡Ay, Isabel, por favor!!. Me ha costado leer tu relato. La rata es el único animal que me produce escalofríos que aún no sé si son de asco, de miedo o de todo junto. El relato es muy bueno, pero... Mejor no lo pienso mucho.
    Suerte en el concurso.
    Un beso.

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    1. Hola, Rosa. Al bicho que más asco y miedo le tengo es a la cucaracha, imaginate con el calor de aquí, más si hay patio o jardín en casa, es dificil no encontrar alguna que otra. Tengo un hijo chicarrón y deportista de riesgo, escalada entre otras, y como vea una cuca grita Mamaaaaaaa....! sale por patas. A las ratas les tengo asco porque muchas viven en sumideros, ¡imaginate las enfermedades!, en fin... donde se ponga un lindo gatito o un perrito que te haga ojitos que se quiten los bichos.
      Un beso, Rosa.

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  11. Hola Tara.
    Tu ratita de biblioteca es tan sabia, que nos muestra el mundo y sus realidades de una forma entretenida. Ante una joven llena de expectativas e ilusión, cero colaboración por joven y por inexperta. Y si se empeña en hacer el trabajo, le dan el peor lugar y el peor sueldo, nada de incentivarla, no vaya a ser que se quede. Cuando la joven empieza a lograr su tarea, se vuelve invisible. Logra aliarse con algún otro marginado y su trabajo lleva la firma de... otro de más categoría. ¡Triste realidad! ¡Buen relato!
    Saludos.
    Marlen

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    1. Toda la razón, Marlen. Mujer, joven e inexperta, y en el otro bando militares de la vieja escuela. No se lo pusieron fácil, desde luego. Esto fue real en parte... pero esta es otra historia con mucha enjundia, y la chica (yo, sin falsas humildades; no se dejó avasallar)
      ¡Pero qué bien sabes leer, compañera!

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  12. 👏👏👏👏Que bien que te reenganches!!
    Las penurias con pan y compañía son menos. Iba a poner con papel, pero como la rata lo usa como el pan, para rellenar, ya esta bien.
    Que poco hace falta para iniciar un cambio de bando cuando los de tu bando te desprecian.
    De ahí, a la nivelación de tamaños y a la preñez hsy un paso.
    Y la huella del autora en la protagonista es sin duda, ese malmeter en la Historia con mayúscula, que paradojicamente beneficia a su sucesor ( por contar mentiras). Pero ¿ y lo que se rió? Ese humor humano es irrenunciable.
    Me recuerda cuando descubren algo irrefutable de tiempos antiguos, y los historiadores y arqueólogos, tienen que reconstruir la Historia que habían montado porque el descubrimiento no encaja.
    Me encanta el tránsito progresivo; no despertarse y ya. la metamorfosis gradual, y también la elección de un mamífero, otra cosa hubiera resultado grotesco siendo gradual.
    Muy buen relato y sobre todo diferente propuesta.
    Besosss y suerte

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    1. Pues sí, Gabi, la historia a veces se escribe así o asao.
      No recuerdo que escultor del renacimiento, si no me equivoco creo que fue Miguel Ángel, al que al inicio le refutaban no ser demasiado neoclásico, así que hizo una pequeña estatura ¿UN cupido?, hablo de memomoria, que envejeción, enterró e hizo que alguien lo descubriera ¡ahhhh esto siiii! Dijeron los grandes de la Academia... y supongo que el verdadero autor se rió tanto como la biblio y la rata macho al reescribir la historia de los buques... la pena fue el premio que le dieron al Honoris Causa de los wuevos.
      Gracias por tu opinión y por tu siempre buen sentido del humor que comparto al cien por cien.

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  13. Una historia tremenda, surrealista y bien narrada con un punto de humor. Suerte! Saludos!
    lady_p

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    1. Muchísimas gracias Lady P, suerte también para ti, compañera.

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  14. Hola, Tara. Me gustó mucho tu relato, sobre todo cómo narra que para hacer grandes hazañas no se necesita ser "un grande", bastó con una ratita de biblioteca. Un saludo y suerte en el concurso.

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    1. Acudiendo a las citas bíblicas, ya sabes. o al menos es lo que nos cuentan, que David derribó a Goliath, aunque la mayoría de las veces el grande aplasta al chico. Un cariñoso saludo y hasta pronto, Cynthia.

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  15. Hola Tara, parece que el roce hace el cariño. Y la señora además de rata de archivador, historiadora y contadora de historias. Lo tiene todo. Un placer leerte de nuevo. Un abrazo y mucha suerte.

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    1. Hola Ainhoa, disculpa por no rsponderte, una que es despistada máxima. Un gran abrazo, muy grande.

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  16. Muy original y bien llevado, generas una lectura intrigante de párrafo a párrafo. S Reproducirse era el mayor signo de la metaformosis de la historiadora, buena escritora, seguro.

    Un abrazo

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    1. Es verdad, Albada, no lo había pensado reproducción=ametamorfosis. Un abrazo y hasta pronto. Graciasss.

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  17. Hola, Isabel!!!
    Ratas, ratones y bichejos varios. No puedo con ellos. Extraña historiadora para terminar con la rata.

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    1. ¡Hola de la Flor! Nos leemos de nuevo. Bueno yo tuve un hanster, y lo siento por él, porque a un animalito no se le debe encerrar lo pagaré en mi proxima vida, seguro. Un beso.

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  18. De historiadora a rata en lo que tarda la autoridad militar en ceder sus dominios a la civil. ¡Cuánto se reiría nuestra protagonista cuando premiaron a su sucesor por los textos por ella redactados! Risa de rata, por supuesto.
    Un buen trabajo para esta última convocatoria. Felicidades.

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    1. Que me perdonen los militares, entre ellos hice un par de buenos compañeros que decidieron quedarse colaborando en el formato civil, pero la mayor parte tenían muy arraigada el ordeno y mando. ¡puaf!

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    2. Que conste que no soy rata ¿ehhh?, bueno... en el horóscopo chino parece que sí, y dicen que no es mala cosa. :))

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  19. Muy buen relato Tara, me gustó de principio a fin. Un abrazo y suerte

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    1. Muchas gracias Nuria, te deseo lo mismo compañera.

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  20. Hola, Isabel. Un relato kafkiano en toda regla. Se nota que conoces el oficio por las descripciones tan precisas que das desde que comienza el relato. Nos llevas todo el rato por ese surrealismo tan del autor, en el que uno nunca sabe por dónde van a terminar de ir los tiros. Lo narras con ritmo y con acierto. Enhorabuena. Suerte en el concurso y un abrazo.

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    1. Muchísimas gracias, Enrique. A mi tu kafkakiano también me gustó. y mira que no es fácil escribir a la Kafka por mucho que nos empeñemos. Bueno, por lo menos aprendemos, por lo menos yo.
      Gracias, amigo.

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  21. Muy original esa rata de biblioteca que se une con la protagonista y forman una pareja muy ,pero que muy original.
    Me alegra volver a leerte.
    Un abrazo Isabel

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    1. ¡Vaya pareja más dispar! ¿verdad? Dicen que al final son las que mejor funcionan. Imagçonate una pareja pensando igual, sintiendo lomismo, votando lo mismo, gustando de los mismo y un largo etc... aburrimiento total. Así no hay emoción ni nada que se le parezca.
      Gracias amiga. Hasta pronto.

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  22. Lo más molesto que fue otro historiador el que se atribuyó el trabajo de la protagonista, notoriedad por méritos ajenos.
    Bien contado. Besos.

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    1. Y encima una historia inventada sin modo de comprobar la realidad, el historiador no tiene l culpa, sino los que "encerraron" a la chica en el sótano en vez de ayudarla a integrarse. Gracias Demiurgo, tú sí que sabes.

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  23. Hola, Isabel!! Pobre protagonista, la soledad le hace empatizar tanto con la rata que acaba transformada en una. Me gusta cómo has narrado esta historia y el ambiente kafkiano que has conseguido. Te felicito. Suerte en el concurso y un abrazo!!

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    1. La soledad te puede hacer aliados de seres que en circunstancias "normales" ni de coña haría :)
      Un abrazo, Cristina.

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  24. En toda sociedad parece existe un contrato tácito de aislar o impedir que los más "débiles" surjan. Y ocurre desde temprana edad en la que uno ve un niño con el que nadie juega o el adolescente al que le hacen el blanco de toda clase de bromas abusivas. Y a nivel laboral también ocurre: Te convierten en rata, para que no tengas acceso al club.

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    1. Por desgracia, un comentario inteligente y certero, Lucy. Gracias, colega.

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  25. Tecnicamente el nuevo historiador hizo un descubrimiento .... porque encontro algo "envejecido" cosa que atrajo la atencion del caballero. Ahora bien en muchos relatos del reto del tientero, los protas sufren mucho, pero aqui veo que la ratona disfruto muchisimo ese cambio a roedora

    (me parece ya habia dejado un comentario aqui, pero por si acaso vuelvo a comentar y no recuerdo que dije antes..... en todo caso abrazo, me gusta tu relato)

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    1. Todos tus comentarios son bien recibidos, sr. Casagrande, los repita o no. Y sí, los protas suelen sufrir pero en este la ratona parece que fue bien tratada por su ratón macho alfa.

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  26. Qué estupendísima historia.... Me encanta ese toqué irónico presente en todo momento. Y lo bien que nos metes en la mente de la protagonista que parece asumir con toda naturalidad su nuevo estado. También esos detalles culinarios desde el punto de vista de las ratas. Todo un cuadro esperpéntico de lo más curioso, pero con su puya indispensable y con una prota metamorfoseada muy humana, pues no se resista a reescribir la historia, jaja :)
    Me ha encantado y me ha hecho sonreír.
    Un abrazo grande!

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    1. un cuadro esperpéntico, me gusta esa definición, Maite. Un cariñoso abrazo y hasta pronto. Gracasssss

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  27. ¡Brillante, Dicharachero y naturalmente en la línea de la lid literaria! La prosa naturalmente envolvente (me recordó episodios que viví tiempo atrás en buques abandonados en el Puerto de Palma de Mallorca) y virtuosa. Es tan polifacético en sus carismas que me recordó otra singular novela, en esta ocasión de Sam Savage, un norteamericano de Carolina del Sur, Filósofo y Escritor, algo difícil de conseguir pues es de 2006 y se llama "Firmin" que trata nada más y nada menos que de una rata culta -y con esto no te destripo nada-que vive en el sótano de una librería de Boston.....¡Te encantará!
    ¡¡¡¡¡¡¡ Un Abrazo Soldadesco de Juan Y Su Horizonte !!!!!! ( Y mi enhorabuena )🐭

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    1. ¡Oye, Juan! Qué curiosidad me ha entrado con "Firmin! y su rata culta, aunque la mía se limitaba a deglutar papeles y la historia le importaba un carajo. Ganas de leerlo, lo buscaré a ver si lo encuentro.
      Gracias Juan, saludos a tu horizonte.

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  28. Hola Isabel,
    Has logrado elucubrar una historia surrealista llena de guiños a la realidad. Enhorabuena.
    Mucha suerte en el concurso.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Mil gracias Estrella, que bueno que nos leamos los unos a los otros y los otros a los unos. Aprendemos.

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  29. Hola, Isabel. Esa rata sí que hizo Historia!!! Muy ocurrente y divertido, muy bien narrado. Un abrazo

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  30. Es que las ratas están infravalarodas, suelen sobrevivir a las adversidades en las más precarias circunstancias. Seguro la historiadora apredió de ella ;) Gracias Mirna.

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  31. ¡Hola Tara! Como impacta esa transformación lenta que ha sufrido la historiadora de tu relato y qué bien has logrado contarlo. Muy original el desenlace. Un saludo.

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    1. Gracias Rpcío, te escribo como anónimo `porque te la cuenta dislocada. El sábado me vene el informático a ver si me la arrega. ese es el motivo de no poder haber contestado ni comentado ultimamamente. Muchísimas gracias por tu apreciación a mi cuento, Rocío, y que tengas un buen veranito.

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  32. Qué trabajo hermoso debe ser eso de investigar sobre los barcos antiguos. Y la partida desde Málaga me recordó a mis abuelos por parte de madre que desde allí vinieron hasta la Argentina, mis otros abuelos me dieron la parte de sangre de los pueblos nativos de la región.
    Respecto del relato me ha parecido tremendo, un excelente ritmo que lleva desde lo normal hacia esa metamorfosis que aparece lentamente pero con gran efectividad.
    La trama envuelve y ése creo que es la mayor virtud literaria, atrapa hasta el final, que es muy bueno.
    Saludos.

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    1. Mil gracias, Eukel. Te escribo en modo anónimo porque mi cuenta sse ha ido de paseo, a ver como lo arreglo.
      Muchos canarios de la época de mis abuelos emigraron a A esaslatitudes , y a a Méjico y Venezuela or razones de pobreza, de guerra civil y de ideologías, así que en muchos sentidos estamos hermanados.
      Me alegra infinito que te haya gustado el relato y el formato que he conseguido darle. Este es mi premio, que disfrutéis.
      Un cordial saludo y hasta pronto Eikel.
      Isabel Caballero.

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