Hoy es lunes, los lunes suelen ser algo complicados, llego tarde a casa, acabo de hacer la cena, y con una copa de vino blanco muy muy frío y seco, salgo por fin a nuestro jardín tan bien cuidado por él, y respiro. Las flores del jazminero comienzan a abrirse regalándonos su perfume mientras Venus asoma, un punto luminoso en el azul oscuro casi violeta del cielo.
—No es Venus cariño, es el satélite Hispasat 1C —me corrige.
—¿Sí?, ¿estás seguro?, Venus siempre sale a la misma hora —le porfío.
—No sale, desde que lo lanzaron siempre estuvo ahí, en su posición trasatlántica 30º oeste de amplia cobertura, abarca desde las Islas Canarias hasta gran parte de Rusia. Venus está por el otro lado, mira, por allá —señala.
Comenzaron a salir las estrellas, todas las estrellas, aunque las que contemplamos, me cuenta mi jardinero astrónomo, son el reflejo de lo que fueron hace miles de año. ¿Sabías que las estrellas mantienen sus formas gracias a un equilibrio hidrostático que empuja la materia hacia el centro de ellas mismas, gases, plasmas, fantasmas de lo que fueron…?
—¡Anda!, mira para arriba y cállate un ratito —le digo con la mejor de mis sonrisas.El silencio surtió efecto. Por un maravilloso e irrepetible momento nos pareció, a los dos, que nuestro microscópico lugar florido de este planeta, no era un didáctico jardín iluminado por energía cibernética, sino un cielo asomado a un jardín, o mejor, un pequeño jardín asomado a un inmenso cielo.
250 palabras


En esta ocasion me gustaría, apreciados colegas, que leyerais junto con la musicalidad de Vangelis. Un abrazo estratosférico.
ResponderEliminarQuerida compañera, seguramente Vangelis es el acompañamiento correcto, pero yo en "ese jardón asomado al cielo" o en "ese cielo mirándose en tu jardín", prefiero el silencio; ese silencio que nos da la posibilidad de oir el cielo. ¡Belleza de relato! Iré varias veces a disfrutar de tu jardín. Gracias. Un gran abrazo
ResponderEliminarBueno, no es obligatorio escucharlo, Juana jeje. El silencio es maravilloso, pero no sé por qué resonaba la música de Vangelis en mi cerebro mientras lo escribía o reescribía para amoldarlo al micro.
EliminarUn besito, corazón.
Hola, Tara, en ese jardín se te ha colado un extraterrestre, ese que no deja admirar el cielo en silencio y disfrutando del paisaje, es como el "cuñado" que todo lo sabe y no deja de meter baza, jeje. Un entorno idílico acompañado de buena música.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Más que un extraterrestre un pesao mú pesado jeje
EliminarGracias Merche.
Coincido con Juana por razones más prosaica. Soy hombre y silo puedo hacer una cosa a la vez😝.
ResponderEliminarBueno, a lío. Hay momentos en que se impone una colleja. Porque siempre hay siguiente que quiere contarnos lo que no queremos saber. Una o dos.
Los datos son inventados , no? O tiene razón el jardinero?
Abrazooo
A mi me da que es un mito lo de que no podéis hacer más una cosa a la vez, y sobre todo una excusa para no hacerlas :)
EliminarLos datos son reales, salvo que no tengo jardín sino un patio con muchas plantas y un marido que las riega.
También te cuento que soy una despistada y estuvo unos meses mirando embelesada el satélite Hispasat pensando que era una estrella muy bonita y luminosa ;)
Si puede ser que el concepto de algo no es tan bello como ese algo. Podriamos saber la definicion exacta del color rojo en terminos de fisica, pero no es lo mismo que verlo y experimentarlo
ResponderEliminarSiii J.C.,1 la belleza es tan subjetiva!, a veces depende de quien la mire, y otras simplemente es tan bello lo que se contempla que no hay discusión posible.
EliminarLo tuyo responde al "deleitar aprovechando", que preconizaban Horacio y Tirso de Molina. Un buen relato, con una lección de astronomía.
ResponderEliminarUn abrazo.
si así como de paso, sin querer queriendo (sonrío)
EliminarGracias Macondo, otro abrazo para ti.
Hola Isabel. Lo que más me llama la atención de tu relato es el contraste de dos personalidades, que además son pareja y comparten una existencia. Él, frío y metódico, recreándose en la lógica que hay en el espacio, en todo lo que da su ser a las estrellas o en los objetos que lanzamos al vacío para intentar saber más acerca de algo inabarcable. Y ella por el contrario tan solo ve en el cielo nocturno un infinito de calma y belleza, una noche estrellada que nos ayuda a mirar también, a la vez que contemplamos las estrellas, hacia nuestro interior. Y esa conjunción de personalidades tan dispares parece entreverse como el equilibrio perfecto que mantiene unida esa relación. Todo para acabar aceptando por parte de ambos la quietud del momento, resignados ante la insignificancia de lo que somos dentro de la inmensidad del cosmos. Al menos esa es la interpretación que hago del relato y de tu intención al escribirlo, espero no haberme desencaminado demasiado. Me ha parecido también adivinar algo de autobiográfico, de experiencia propia, en lo contado. Un abrazo.
ResponderEliminarPerfecta traducción del relato, Jorge, como siempre tus atentas lecturas no fallan.
EliminarA ver que constelación, o que estrella se te ocurre a ti. Deseando leerte.
Querida compañera Isabel, yo sí he leído texto y comentarios con la música de Vangelis de fondo, y puedo decirte que ha sido un verdadero placer, el hecho de hacerlo así y, cómo no, el micro en sí, que es magnífico.
ResponderEliminarPara mí, durante la lectura, breve e intensa, ha aflorado (¡qué apropiado aquí!) la palabra felicidad, como si ésta no fuera sino una sucesión de momentos como éste. Sí, ya sé que algunos somos unos "pesaos" muchas veces, pero muchos de esos "algunos" somos buena gente... ¡Y qué más da si es un planeta o un satélite lo que brilla ahí arriba!, lo cierto es que un cielo nocturno despejado es un regalo, sobre todo si se comparte con un "pesao", o con una "pesá".
Gracias por el regalo, siempre es un placer leerte.
Un abrazo hacia las islas que va...
Estoy contigo, amigo Patxi, en que la felicidad se mide por esos momentos milagrosos en que nos sentimos privilegiados por habitar este mundo, y no tienen por qué ser situaciones extraordinarias, en lo personal he aprendido a a disfrutarlos, para ratos malos o regulares ya se encarga la vida.
EliminarLa mujer del relato es un claro ejemplo de ello.
Siiim hay pesaos encantadores y otros no tanto :)
Patxi, si he logrado transmitir una milésima de felicidad con la lectura, (por osmosis u ósmosis que diría el pesao del cuento), es una felicidad añadida la empatía que pude haber provocado, quizás te pude remitir a otros momentos tuyos personales en que hayas podido sentir algo parecido, creo que con la madurez los valoramos más aún.
Gracias a ti por saber percibir y sentir.
¡Ahhh! Vangelis es un crac, pero también entiendo que la música pueda distraer de la historia, la segunda parte de la pieza para mi gusto es demasiado vigorosa, pero como el relato es corto, concuerda, a mi parecer, la primera parte más suave y armoniosa, pero, ya sabes, para gusto colores.
EliminarVa un abrazo, Patxi.
Hola Tara, leyendo tu precioso relato y escuchando a Vangelis, nos has regalado un momento mágico. Las estrellas se asoman entre tus líneas y se derraman por los espacios, llenándonos de su brillo y misterio. Nos recuerdan que aunque somos diminutos, formamos parte de algo más grande. Gracias por esta experiencia.
ResponderEliminar¡Qué bonito lo que dices, Ana! "estrellas que se asoman y se derraman por el espacio", se nota lo escritora que eres hasta en los comentarios.
EliminarGracias a ti por leerme con sensibilidad y cariño.
Hubiera quedado
ResponderEliminarmejor con alguna
de Jean Michel
Jarre, un saludo.
Buen músico, pero... no creo que case con lo que pretendía contar.
EliminarPor cierto...¿Tú escribes, Orlando?, si es así, espero poder leerte pronto.
Saludos.
Ahora no .
EliminarQué bonito, Isabel. Un micro con su pizquita de ironía en los diálogos que invita a detenernos en la contemplación de una belleza que dejamos pasar desapercibida muchas veces, la inmensidad de un firmamento que es pura magia. Me ha encantado tu historia. Preciosa.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Marta. Es verdad que dejamos pasar desapercibido el mirar al cielo más a menudo, aunque nos dé torticolis :) vale la pena contemplar el cielo y sus estrellas.
EliminarHola Tara, no permitamos que la explicación de la luz nos robe su calor. Que el nombre de las cosas no opaque su misterio. A veces, la sabiduría más grande no es saber qué estás viendo, sino permitirte sentir lo que estás viviendo. Gracias por compartir este fragmento de tu lunes. Es un recordatorio para todos de que el verdadero lujo no es el vino frío, sino el silencio que lo acompaña, y la persona con la que decides compartirlo. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarTienes toda la razón, Raquel, ¡qué frase para aplicarsela! que la explicación de la luz nos robe su calor... almondándola a tantas situaciones de la vida, no solo el tema estelar. Eres una sabia, y me da a mi en la nariz, que no solo teórica.
EliminarGracias, amiga venezolana, tan parecido vosotros a los canarios, hemos tenido muchos intercambios a lo largo de la historia canarios y venezolanos, un abuelo mío, por ejemplo.
Hola Tara, tu micro es un romance cósmico en jazmines: convierte el lunes cansado en mirada al cielo donde Venus compite con satélite y el jardinero astrónomo calla por amor. Me gusta lo de:
ResponderEliminar"El vino blanco "muy muy frío y seco": refugio post-lunes, jazmín abriéndose como secreto perfumado.
El diálogo de planetas: "no sale, siempre estuvo ahí" vs. "Venus siempre sale a la misma hora" — ciencia vs. poesía.
El silencio final: "cállate un ratito" que invierte el universo: jardín asomado al cielo.
En resumen: un cuento de amor cotidiano que dice: **el cielo no necesita datos, solo mirada compartida... y jazmín.
Felicidades
¡Qué gusto da, Marcos, estos comentarios tan pormenorizados que nos hace comprender hasta nuestros propios textos y las intenciones que hemos puesto en ellos!... y no solo a los míos, ya he leído unos cuántos comentarios tuyos a los colegas que es para quitarse el sombrero.
EliminarMuchísimas gracias.
Vangelis acompaña la lectura de tu micro de manera perfecta. Has escrito un relato muy bello y contemplativo. Me encantó.
ResponderEliminarMuchas gracias Cynthia, a ver si empiezo a corresponder y os leo a todos desde que pueda, seguro que traeis historias del cielo estupendas.
EliminarUn abrazo cósmico.
Es apasionante todo lo relativo a las estrellas. Pensar que cuando las miramos estamos viajando hacia el pasado... alucinante. Aunque prefiero pensar que Venus es el planeta que siempre he contemplado, tampoco el ser un satélite artificial le resta belleza. Y sí, lo mejor es contemplar el cielo nocturno en silencio. Precioso relato.
ResponderEliminarUn beso.
Sí que es apasionante, y misterioso, sobre todo por lo que desconocemos más allá de donde alcanzan los astrónomos.
EliminarUn beso, Rosa.
A pesar de que el jardinero, tan científico y culto, con sus explicaciones le reste encanto a lo que que ella observa en la bóveda celeste, no deja de sorprender esa complicidad entre ellos. Y el silencio. al final, es el que enmarca ¡Por fin! el espectáculo estelar.
ResponderEliminarVangelis acompaña fabulosamente la lectura de tu relato.
Te abrazo.
Gracias, Francisco. A veces vamos tan deprisa, o somos tan acomodados, que preferimos "contemplar" la tele que sacar la cabeza por la ventana, o por el patio o jardín quien lo tenga, y mirar hacia arriba en las noches despejadas. No hay espectáculo mayor que una noche estrellada, ¿verdad?
EliminarYo también te abrazo.
Menudo jardinero aguafiestas, que echa regaderas de agua fría para cortocircuitar los sentidos. Un vergel sensorial exige despojarse de la mirada analítica y entregarse a la emoción de lo sublime. Hace pensar, sentir y recordar que somos naturaleza. Saludo.
ResponderEliminarBueno, no seas tan duro, hombre, cada uno es cada uno, lo mismo hay que verlo como un complemento y no un aguafiesta. Finalmente hubo un momento unificado y placentero para la pareja.
EliminarAunque en lo esencial estoy de acuerdo contigo, hay que entregarse a la emoción de lo sublime, me apunto esa frase que hago mía.
Saludos, Fernando, y gracias por venir a leerme.
Hola Isabel, la música de Vangelis es perfecta para acompañar la lectura de tu micro relato.
ResponderEliminarUn momento de observación del universo por dos amigos .
Ese jardinero sabe mucho y ella lo observa todo.
Un abrazo
Puri
Mil gracias, Puri, a ver si esta tarde saco un ratito y voy a tu casa a ver que se te ocurrió esta vez. Otro abrazo para ti, compañera.
EliminarGreat blog
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarHola Tara, me ha encantado tu relato. Me ha parecido estar ahí es una bonita historia. Tanto con la parte científica como la mágica. Y la música de Vangelis el broche. Enhorabuena a brazotes.
ResponderEliminarGracias Ainhoa. A mi también me gusta mucho Vangeles, ¿se nota? Otro abrazo XL para ti.
EliminarMe gusta. Buena combinación entre ficción y enseñanza.
ResponderEliminarMuchas gracias, Valen. Espero que tú también escribas algo para poder leerte. Un cordial saludo.
EliminarHola Tara! Me encanta ese jardín asomado al cielo que más allá de lo puramente factico te permite disfrutar la maravilla del Universo!
ResponderEliminarMil gracias Mirna. Soy Isabel y agradezco tu lectura mucho
EliminarHola Isabel. Van Gogh me sorprende en tu página con los brazos abiertos y su cielo que es mi cuadro favorito. ¡Excelente recibimiento! Vangelis me envuelve invitándome a la introspección y a la relajación, permitiéndome sumergirme en mis pensamientos. Pero es que tu relato completa el armonioso momento hasta que abre la boca ese ser desconsiderado, frío y metódico, olvidando la indiscutible armonía que hay en el espacio, para recrearse en datos, insignificantes datos como si eso tuviera algo que ver con las maravillosas estrellas o con la inabarcable magia del universo. ¡Déjalo! ¡No te conviene! 🤣😂🤣
ResponderEliminarUn abrazo fuerte de Marlen
También es uno de mis cuadros favoritos y Vangelis me pareció que casaba con este cielo estrellado. Me alegra que hayas podido y sabido disfrutar del relato y de la armonía de nuestro cielo, Marlen.
EliminarUn abrazo de los fuertes fuertes.
¡Hola, Tara! Me ha encantado el aporte musical para acompañar la lectura del microrrelato. Una conversación entre los personajes de los más educativa, se aprende mucho leyendo tu micro, aunque sea un texto corto. Y ese final lo cierra todo de una manera muy simbólica.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por participar en el microrreto!
Un abrazo.
Muchísimas gracias M.A., el resto propuesto da para la imaginación. Un besito y hasta la próxima, apreciada colega.
EliminarQué bonito! te he hecho caso y lo he leído escuchando Vangelis. Yo también creo que el cielo es para contemplarlo relajado y en silencio. Me entraron ganas de una copa de vino ja, ja,ja Me ha encantado, un besito
ResponderEliminarpues la tarde noche, después de un día estresado sienta de maravilla y más mirado al cielo. Gracias María, y rebienvenida a Tintero. Escribes muy bien.
Eliminar¡Hola, Isabel-Tara!
ResponderEliminarDos visiones tan dispares y peculiares como la del mismo Van Gogh.
Eso es al final la vida, un pedacito de poesía (que guarda ciencia sin fin, por supuesto, pero al final es un instante sencillo que se respira en silencio, como tu jardín mirando al inmenso cielo...
¡Muy curioso!
Un abrazo muy grande te mando,
(¡ahora ya sé el porqué de tu bello pseudónimo!) Te he dejado un comentario en Amazon (salgo con la cuenta de mi marido PyM). Y repito... qué bien escribes... :)
¡Feliz diciembre, escritora canaria!
Siii, me acaba de llegar un aviso de Amazon de tu comentario que te agradezco muchísimo, sore todo si has disfrutado algo que me parece una maravilla que los que intentamos esto tan particular del escribir haga vibrar a los demás.
ResponderEliminarGracias, Maite, de corazón. ¡Qué bueno que un pedecito de mi tierra esté en tu biblioteca! Me has hecho muuuy feliz. Gracias de nuevo.
Feliz diciembre