SANTA
La curandera tiene siete gallinas, un gallo encarnado, una cabra, un huerto, la cueva que asoma al risco y el viento.
Una mujer le enseña las ronchas del abdomen, la llagas del pliegue de las nalgas, las de la cara interna de los muslos...
—Es por culpa del pecado de tu marido que va y viene, lleva y trae, con todas se revuelca. Úntate con el jugo de una pita y apártalo de tu cama, si es que puedes.
A otra mujer le amarra lazos con la mandrágora.
—Con esto ya no podrá soltarse de tus muslos, tendrás que aprender a ser más hembra que ninguna. Mézcla la caléndula con el bulbo de un jazmín regado con tu sangre del mes. Se lo das de tu mano, podrás gozar de tu hombre toda la noche sin que desfallezca.
Ayuda a nacer y a morir.
—No puedo curar a tu padre, Manuel.
—Sálvalo Santa, te daré lo que me pidas.
—¿Plantaste, como te dije, la ruda en la puerta de tu casa con luna creciente?
—Sí Santa, y se ha secado en tres días.
—Pues en tres días se muere. Que se ponga en paz con Dios y con los suyos.
—Él lo sabe. Nos pidió que a su muerte saliera la cofradía de las ánimas benditas rogando por su alma.
—Dale estas yerbas para que no sufra. No se lo digas a nadie, por aquí no todos me quieren y el cura menos aún. Andan diciendo que soy bruja.
—También cuentan que tienes tratos con el diablo, que te dan calambres y te revuelcas en el suelo.
—Solo son convulsiones de mi cerebro enfermo.
Cuando encontraron a la santera tirada en plena calle, la llevaron a casa de una vecina. Los que allí se encontraban juraron que una lechuza blanca se coló por la ventana posándose, por un instante, en el pecho de la desmayada, y que al momento, una pestilencia inundó todo el cuarto.
—Echa sangre y espuma por la boca.
—Se ha mordido la lengua.
—Cuando llegó a estas tierras se secaron los tilos, las vinagreras, los berrazales..., recuerdo que fue el año que pusieron la electricidad quitando la belmontina y el petróleo del alumbrado de las calles.
—Está endemoniada.
—Juro que una noche la vi levitando un palmo del suelo.
—Se acuesta con nuestros hombres y los deja secos, sin substancia en los tuétanos, con los pómulos salientes, la piel convertida en tegumentos.
—¡Llamad al padre!, él sabrá sacarle el diablo del cuerpo.
El párroco fue a la casa precedido de mucha gente. Con él traía la biblia. Abriéndola por el evangelio de San Lucas, XI, 24-26, leyó en voz alta, para que todos escucharan, que cuando un espíritu impuro no puede abatir el cuerpo que habita, llama a otros siete espíritus peores que él, y entre todos se apoderan de la voluntad del poseído. También dijo que hablaría con el obispo diocesano para que enviaran un sacerdote exorcista.
—Esta mujer está poseída. Nunca entra en la iglesia. La tengo calada desde hace tiempo.
—¿Qué hacemos con ella cuando espabile, padre?
—Pues denunciadla, hay suficientes testigos de sus maldades. ¿No decías, Sebastiana, que a tu hijo le dio a beber alguna de sus porquerías y que el niño murió en pocas semanas? ¡Habrá que saber que veneno le suministró a tu criatura!
—Vomitó aguarchirle amarillento que se corrompía en cuajarones y mi niño se fue apagando entre sudores fríos mientras ella recitaba esto que dijo:
Con dos te veo
Con cinco te encanto
La sangre te bebo
El corazón te parto
—¿Cómo no avisaste enseguida a la autoridad?
—Me daba miedo de que hiciera maleficios a mi familia, aojara al ganado o pudriera la cosecha.
—Hilario, ¿estás seguro de que los abortos de tu mujer eran debidos a causas naturales?
—Visitaba a Santa porque los hijos no se le agarraban al vientre.
—Pues ya veis lo que ocurre por andar con brujas en vez de confiar en los designios de nuestro Señor.
Santa despierta con la cara de un demonio pegada a la suya. En la mano empuña un crucifijo.
—¿Qué ha pasado?
—Bien lo sabes, mujer. Vete a la cueva en donde habitas y no vuelvas por el pueblo. No quiero verte más por aquí. ¡Fuera!
Cuando llega a su gruta, Santa se limpia del mundo. Mezcla el cornezuelo con el haxis, un rezado, un buen deseo, y esas hierbas que resucita o mata: la belladona. Unge su frente con estramonio, las alas con beleño negro. Vuela y a su lado el cielo se estrella.
De madrugada, con las pupilas dilatadas, vuelve de la franja rosa que separa la noche del día.
Desde su otero observa el valle: la tabaiba, el brezo, la retama, el tejo y la cicuta. Lo que mata. Lo que cura.
—¡Santa... Santa...! —llama con urgencia alguien que la necesita.
—¿Qué ocurre María?
—¡Santa... mi hija está pariendo, lleva muchas horas empujando! La criatura no quiere salir.
—Puede que venga de nalgas.
La santera toma lo necesario para ayudar a la parturienta. Con el hatillo bien sujeto a la espalda, desciende del monte hacia la casa cercana al pueblo. Sopla el alisio, alborota con su émbolo caliente el cabello y las faldas de ambas mujeres. El cielo de las cumbres es tan radiante que ciega. Todo parece ligero y fácil, tanto como la línea fugaz del vuelo raudo de una alondra.
Isabel Caballero
900 palabras
Increíble tu riqueza lingüística y lo bien que expones personajes y escenas. Los diálogos impecables. De verdad que me encanta leerte. Por cierto, se te ha colado alguna minúscula tras un punto, casi al final del texto. Me ha encantado el relato porque me recuerda al más puro realismo mágico de Isabel Allende o de Cristina López, si no la conoces y te gusta ese género, me tomo la libertad de recomendarte que leas su novela: La casa de los amores imposibles. Tu relato me la ha recordado muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D.: me gustaría hacer un regalo a ti y a tu blog. Sería un honor si lo aceptases. Si estás interesada tan solo tienes que contactar conmigo vía email.
Gracias Rebeca, muchas gracias. Acabo de corregir esas minúscula que me señalas. El realismo mágico me encanta, suelo aplicarlo en muchos de mis cuentos. He leído a Isabel Allende, creo que a Cristina López, no.
EliminarUn cordial saludo y a ver si soy capaz de dar con tu email.
Me ha encantado Isabel,... recuerda que en mi tierra de meigas sabemos un rato largo. Y como ejemplo un botón jajaja, te dejo el conjuro de la queimada!!!
ResponderEliminarCuidaros!
Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasgos e diaños,
espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas,
feitizos das menciñeiras.
Podres cañotas furadas,
fogar dos vermes e alimañas.
Lume das santas Compañas.
Mal de ollo, negros meigallos,
cheiro dos mortos, tronos e raios.
Ouveo do can, pregón da morte;
fuciño do sátiro e pé do coello.
Pecadora lingua da mala muller
casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú,
lume dos cadavres ardentes,
corpos mutilados dos indecentes,
peidos dos infernales cus,
muxido da mar embravescida.
Barriga inútil da muller solteira,
falar dos gatos que andan á xaneira,
guedella porca da cabra mal parida.
Con este fol, levantarei as chamas deste lume
que asemella ó do inferno
e fuxirán as meigas a cabalo das súas escobas,
índose bañar na praia das areas gordas.
¡Oíde, oíde! os ruxidos que dan as que
non poden deixar de queimarse
no augoardente quedando así purificadas.
E cando esta brebaxe baixe polas nosas gorxas,
quedaremos libres dos males
da nosa alma e de todo embruxamento.
Forzas do Ar, Terra, Mar e Lume,
a vós fago esta chamada:
Si é verdade que tedes máis poder que a humana xente,
eiquí e agora, facede que os espritos dos amigos que estean fóra,
participen con nós desta queimada.
¡Pedazo conjuro! ¡Cómo para aprendérselo de memoria!
EliminarHe visto como se hace la queimada en directo y en tu tierra, y el conjuro en versión corta.
Gracias Norte, cuídate mucho tú también.
Te confieso que lo copié,... jejeje
EliminarMaravillosa maravilla, querida colega y maestra
ResponderEliminarBuenos días Javier.Pues muchas gracias hombre. Se echa de menos tu faceta cañera haciendo comentarios, ya sabes que se aprende más de una crítica asertiva que de mil halagos, pero me alegra mucho mucho que te haya gustado Santa.
EliminarY sí... maestra de pacotilla, esa soy yo ;)
Cuídate mucho del bicho,Javier, que ya tenemos (y me incluyo) una edad, y hasta dos y tres.
Aun siendo reiterativo en mis comentarios sobre tus relatos, la originalidad de tus historias y de tus personajes, la riqueza del lenguaje y el dominio de los recursos literarios hacen que, en lugar de leer de corrido, nos detengamos para saborear de este don que tienes para hacernos disfrutar de la lectura. Además, las historias sobre supercherías, supuestas brujas y leyendas rurales tienen, al menos para mí, un atractivo especial que nos transporta a tiempos pretéritos o a culturas ancestrales todavía arraigadas en algunos lugares. Curanderas santificadas o demonizadas según quién y según el resultado de sus tratamientos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Josep, a mí me ocurre lo mismo, tengo una querencia especial a las historias rurales de aquella España profunda que vivieron nuestros padres, abuelos…, lo malo es cuando el arraigo aún sobrevive en determinados comportamientos sociales.
EliminarTe cuento también, que para no utilizar el manido “Corría el año… tal”, metí lo de la electricidad y el petróleo para datar el relato en un tiempo pasado, aunque con el comportamiento y el habla de los paisanos ya supuse que daría una pista de lo añejo del relato.
Muchas gracias por tus ojos, compañero, que le pone mucho empeño y cariño a lo que escribo.
Precioso relato que me ha hecho recordar esa situación terrible que estamos viviendo: sanitarios y empleados de supermercado que se juegan la vida a diario para que todos vivamos mejor y cuando llegan a su coche o a su casa se encuentran con que les insultan o les piden que se vayan del edificio.
ResponderEliminarMuchas de las que fueron a la hoguera por brujas solo eran mujeres con un especial conocimiento de plantas y remedios para curar o aliviar el dolor y la enfermedad. Las sociedades humanas, ni ayer ni hoy, se caracterizan por su agradecimiento.
Yo sí te agradezco este bello relato.
Un beso.
EliminarEs verdad Rosa, no lo había pensado pero tienes razón. La intolerancia es terrible, antes y ahora. En estas situaciones límites que actualmente vivimos, unos pocos sacan los peor de sí mismos, aunque me quedo con los muchos que demuestran solidaridad y generosidad.
Un fuerte abrazo Rosa. Gracias.
Hola Isabel. Un relato el que nos traes que enraiza con la cultura popular, en unos tiempos en los que el acceso a la medicina era prohibitivo para las clases bajas y no quedaba más que acudir a la religión o los curanderos, eterna lucha desigual entre unos y otros por buscar su sitio entre las supercherías del pueblo. Aunque una más efectiva a efectos prácticos que la otra en lo que a salud se refiere, todo hay que decirlo. Como no, el cura del pueblo tenía que estar presente para demonizar todo lo que no encaje en esa visión cuadriculada del mundo. Entre los paisanos cala una u otra idea, la de la curandera benefactora o la bruja endemoniada, según las inclinaciones de cada uno, llegando incluso a deformar la realidad para adaptarla a sus creencias (no suena eso a tiempos más cercanos?).
ResponderEliminarBuenos diálogos Isabel, que nos muestran la escena a través de sus personajes, un recurso que has manejado con habilidad. Y como han comentado ya, estupendo manejo del vocabulario y la técnica narrativa.
Un relato que como de costumbre estará en los puestos altos de la clasificación. Cuidate Isabel, que son tiempos complicados. Un abrazo.
Hola Jorge, felicitaciones de nuevo por tu meritoria PLATA.
EliminarYa sabes que en la sociedad que retrato había dos ejes fundamentales ESTADO-IGLESIA, y fuera de ella todo era, no solo pecaminoso, sino algo a erradicar. Lo llamas, y tienes razón, visión cuadriculada del mundo.
Gracias por tus buenos deseos.
Por aquí en Canarias andamos un poquito mejor que por la península, pero no debemos bajar la guardia.
Un fortísimo abrazo y hasta siempre.
Es obvio la pulcritud con la que vas construyendo la historia a través de un lenguaje pulcro y rico en matices, como estos vocablos que enuncio a continuación: belmontina, tegumentos, aojara...
ResponderEliminarNos regalas una historia costumbrista siguiendo las pautas del realismo mágico, en este caso un tanto tenebroso, dentro de la originalidad que te caracteriza y construyendo un personaje que entronca con las más puras tradiciones populares.
El desenlace completamente poético, embellece la sobriedad del misterio de este insólito personaje que sobrevuela al resto de acontecimientos tan intrigantes gracias a los diálogos que le imprimen de acción a la historia, hasta este precioso colofón final.
Paso a mencionarte algunas sugerencias de forma:
—Cuando llegó a estas tierras se secaron los tilos, las vinagreras (y) los berrazales..., recuerdo que fue el año que pusieron la electricidad quitando la belmontina y el petróleo del alumbrado de las calles.
--->Considero que sustituiría la "y" por una coma, puesto que se trata de una enumeración de elementos, que al final son pausados a través de los puntos suspensivos y la coma.
Quedaría mejor:
—Cuando llegó a estas tierras se secaron los tilos, las vinagreras, los berrazales..., recuerdo que fue el año que pusieron la electricidad quitando la belmontina y el petróleo del alumbrado de las calles.
---> La estrofa de cuatro versos que incluyes, debería ir escrita en cursiva, ya que se trata de una cita o algo ajeno a tu escrito.
Te felicito, querida amiga Isabel, porque me parece un atractivo relato creado donde se aprecia fácilmente la destreza de tu pluma.
Un cariñoso abrazo y cuídate mucho.
Hola Estrella. Muchísimas gracias por tu lectura y criterio. Lo del realismo mágico lo llevo por bandera, o eso intento.
EliminarSobre lo que me indicas, pondré en cursiva o comillas la cita que mencionas, tienes razón compañera, ahora mismo me pongo a ello. Gracias.
Sobre la conjunción “y”: al poner puntos suspensivos en la oración que me indicas, quise significar que la santera, secó o perdió (seg´´un cuentan), más plantas de las mencionadas. Si hubiera querido decir que fueron solo tres los elementos (tilos, vinagreras y berrazales), la conjunción sería más que apropiada y habría obviado los puntos suspensivos.
Otro enorme y cariñoso abrazo para ti, Estrella, y te agradezco mucho la atención que pones en comentarme
Ya está en cursiva los cuatro versos. Graciasssss. ¡Niquelao!
EliminarHola, Isabel. Coincido con Josep en que tienes un don. Tus relatos siempre son especiales y sorprendentes. Muy buenos los diálogos (dificilísimo que suenen naturales) y me ha encantado el modo en que cierras la historia con esa frase perfecta y poética. Un relato genial. Muchas felicidades!
ResponderEliminarGracias Marta.Muchas gracias. Un besazo.
EliminarA ver que nos cuentas tú.
Desde luego que es una oda al vocabulario, porque vaya si has sabido estirar de él. Desde luego maestría no te falta pero cada vez muestras algo nuevo. Y hablando de mostrar, quiero resaltar esa manera de mostrarnos la historia a través de unos diálogos precisos, y muy bien llevados. Ya sabes lo que me gusta abusar de esta técnica pero tú la dominas como cualquier otra cosa. Me gustó, y también destaco, el baile de formas verbales, cuando describes la historia, el personaje y sus quehaceres, en presente, como si de unos hábitos se tratara, pero cuando nos embarcas con la historia del exorcismo en pasado, como si fuera una anécdota puesta en comillas que resalta en medio del relato.
ResponderEliminarEn resumen, como te han apuntado, un relato muy muy bueno, pero a parte, y para mí, genial.
Un abrazo!
Buenos días Pepe.
EliminarTe cuento que hasta hace pocos años tenía miedo de abordar los diálogos. Desde luego es un arma poderosa, ayuda a perfilar los personajes, a darles voz y personalidad, y además agiliza el texto, un buen contrapunto a la parte narrada. Pero que te voy a contar a ti, Pepe, que eres el rey de los diálogos :))
Otro abrazo para ti.
Hasta pronto compañero.
Una Santa con poderes que los humanos no entienden y temen. Muy buena historia llena de magia.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirna, muchas gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.
EliminarMuy buenas Tara,
ResponderEliminarEsos alisios sólo los conocemos unos cuantos..., jajajajaja. Me ha gustado mucho el relato. Como ya te han comentado, el vocabulario que empleas es muy rico, y eso siempre se agradece. Además, creo que has ambientado excelentemente la historia, llevando a quien te lee a ese mundo en donde el demonio parece estar acechando a sus habitantes. Los guiones, claros protagonistas en la narrativa, no siempre son fáciles de escribir, aunque tu no has dejado a nadie indiferente al respecto. Ya no solo le aportan personalidad, sino una agilidad a la lectura muy sincronizada con el argumento. Me ha gustado mucho. ¡Enhorabuena y suerte en el Tintero!
Un saludo.
Hola paisano, ya vi que somos d ela misma isla.
EliminarMuchas gracias por todo lo que me dices, siéntete con libertad absoluta para hacer cualquier tipo de sugerencia o corrección.
Acabo de leer tu cabaña, y gradúas muy bien la tensión.
Hasta pronto Ulises. Encantada de que nos leamos.
Hola Tara, Siempre quedo encantada en el sentido literal de la palabra, con tus relatos. Tú también debes ser una Meiga aunque no seas de Galicia.
ResponderEliminarMe gusta como muestras esa eterna rivalidad entre un dogma religioso y los conocimientos ancestrales ligados a la naturaleza y a viejas tradiciones. Me gusta como Santa sigue haciendo lo que necesitan quienes la buscan, a pesar de supuestoas exorcismos y evidentes humillaciones.
Un abrazo, compañera. Y cuídate. Aunque estoy segura de que conoces el mejor remedio: vivir,amar.crear.
Por aquí a las Meigas les decimos harimaguadas.
EliminarGracias Juana, siempre siempre tienes palabras especiales que motivan. Sí que conozco el mejor remedio... mantenerme ocupada.
Aunque ahora estánprohibidos, te mando un beso Juana.
¡Qué bonito, Isabel! Para leer y releer disfrutando con esa riqueza lingüística que haces que el relato florezca.
ResponderEliminarEl personaje de la Santa lo has bordado, un personaje de la época en la que sitúas la acción, tan apreciado como denostado; sobre todo si la iglesia se metía por medio, pero que a mí como lectora me encantan y más si cobran vida y se levantan del texto para mostrarnos su vida en su hábitat de la manera tan rotunda como tú lo has logrado.
El paisaje costumbrista que nos has pintado con todo lujo de detalles para encuadrar. Sobre la relación vecinal es la que me esperaba en consonancia con la época, pero me ha encantado la facilidad con la que lo has resuelto.
El relato tiene el ritmo, la extensión y el lenguaje preciso, los diálogos estupendos, es muy ameno y yo diría que no le falta nada, ni le sobra nada.
¡Felicidades!
Gracias María Pilar. Bonito y generoso tu comentario.
EliminarYa he visto que hemos coincidido en el tema, al menos es lo que indica el título. Desde que tenga un ratito te leo y comento.
Hasta pronto compañera.
Toda ignorancia es culpable de los desatinos contra esas personas especiales que habitaban en tiempos oscuros, donde todo parecía cosa del demonio por no haber ciencia que explicara ciertas cosas comunes. Un relato que muestra un segmento vivencial de una mujer conocedora de los beneficios de las plantas que cura o maleficia según el requerimiento del demandante. En todo caso si hay maldad, será por parte del cliente que peticiona.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, Francisco, era algo propio de la época. Por lo menos tenían cierto encanto, a pesar de ser perseguidas eran genuinas y tenían conocimiento de yerbas o hierbas. las de ahora tienen canales cutres en la tele y te cobran una pasta por echarte las cartas y decir mentiras.
EliminarA ver que nos preparas tú para esta convocatoria.
Gracias Francisco, otro abrazo.
Hola, maestra Isabel! Como siempre, es un auténtico placer leerte. Cada uno de tus relatos es para mí una clase intensiva de literatura de altos vuelos. Me quedo sin palabras (y con la mandíbula desencajada, jeje). El pasaje donde la curandera sufre el ataque epiléptico y los vecinos que la rodean hacen todo tipo de interpretaciones que nada tienen que ver con la explicación científica, me ha hecho recordar la vieja idea de que los enfermos epilépticos estaban tocados por la divinidad, como Julio César o Alejandro Magno. Y, bien mirado, tu bruja-curandera también estaría tocada por la varita de la divinidad; aunque para hacerle justicia habría que ubicarla entre lo mundano y lo mágico, ¿no piensas igual?
ResponderEliminarBueno, Isabel, que es un auténtico gustazo visitarte y revisitarte. Espero que alcances todos tus sueños, como te mereces. Un fuerte abrazo y cuídate mucho!
Vaya subidón que me ha dado tu mensaje, Beri... volando me tienes, pero más vale que baja a ras del suelo y te conteste.
EliminarPara entender el tema de la epilepsia como "acto divino o demoniaco", estuve mirando varias páginas de historia que me ofrecían confianza (pululan muchas tonterías por la red), y efectivamente, los antiguos griegosla consideraban la enfermedad sagrada, porque pensaban que solo un Dios podía arrojar a las personas al suelo, privarlas de sus sentidos, producirles convulsiones y llevarlas nuevamente a la vida. Sin embargo, en la antigua Roma se consideraba de mal augurio, y cosas de locos; la llamaban mal de la luna. Durante la edad media la iglesia católica clasificó como endemoniados y brujas a las personas con epilepsia hasta el punto de llevarlas a la hoguera.
Me ha gustado, compañero, que justo me hayas comentado esa parte, porque aunque, logicamente, metamos solo una mínima parte de la documentación o información que disponemos, es una secuencia vital que confundieran la epilepsia que padecía Santa con una posesión.
El lujazo es mío al tener comentaristas como tú, no por los halagos que agradezco, sino por el interés que despierta o puede despertar la historia en un lector tan atento a los datos como tú. Gracias.
Cuídate tú también mucho, y ¡ánimo!, ya queda un poco menos.
Maravilla de relato como tu nos tienes acostumbradas. Historias de brujas y curanderas hay muchas sobre todo por el norte la península. Como tu la cuestas es otra forma de verbalizar y utilizar las palabras y los diálogos de un estilo inmejorable. Qué te voy a decir que no te hayan dicho los compañeros. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días Mamen, es verdad que hay tradición de "brujas" por el norte peninsular, especialmente Galicia.
EliminarEn Canarias, y no es la primera vez que cuento esto, creo, también hay tradición por muchas razones. Primero por el alejamiento peninsular (en tiempos pasados), y especialmente en la zona de Telde y Tunte de la isla de Gran Canaria, cuando liberaron a los negros, moriscos, tunecinos esclavos, estos se juntaron en gethos o grupos y al no poder acudir a los galenos o médicos por falta de dinero, y porque primero estaban los "españoles", hacían sus propias medicinas de raíces africanas. Eso por un lado, por otro los antiguos aborígenes de la isla, siempre confiaron más en sus propias medicinas, a las hechiceras, medio ciruanderas medios aconsejadoras, las llamaban "harimaguadas". La historia es much más amplia, pero te la resumí.
Un abrazo Mamem, cuídate mujer.
Hola Isabel. En tu relato, magistralmente llevado, nos traes el eterno enfrentamiento entre lo natural mal entendida y la religión mal usada. Durante mucho tiempo, y aún hoy se dan casos, el poder se ha aprovechado de las creencias del pueblo llano para tenerlos atados, señalando como demonios o brujas a los que no seguían sus designios. ¿Cuántas buenas personas han sufrido en sus carnes la persecución por tener una forma distinta de pensar?
ResponderEliminarUn abrazo enorme y mucha suerte. Y cuídate.
Pues sí, así es Bruno. Pensamiento vertical se llama, creen estar en poder de la única verdad absoluta, generalmente son monoteistas que no admiten otras creencias o modos y maneras de ver el mundo. El compañero Jorge lo llamó pensamiento cuadriculado, y tiene razón.
EliminarCuidate tú también, y a ver que nos tienes preparado para esta ocasión Bruno.
Hola, Tara.
ResponderEliminarHabía leido este relato hace unos días cuando no había comentarios y lo vuelvo a leer ahora cuando se ha dicho de todo, bueno y con merecimiento. Tu estilo siempre asombra y deslumbra, no importa el tema. Hace poco, en la otra vida antes del covid19, es decir en enero, estuve en una charla de un escritor con buen tirón comentaba que un buen relato o novela tiene tres pilares: la historia, los personales y el estilo y tú posees ese don de dar ese contenido a lo que tocas. Otro trofeo para tu vitrina.
Este mes no participo porque con el encierro me ha pillado el toro, pero el mes que viene ahí estaré.
Un abrazo.
Hola Isan, qué pena que no participes, ya sabes que me gusta mucho como escribes.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, nunca sé que decir cuando me decís cosas tan bonitas, en serio, gracias Isan.
Un fuerte abrazo y hasta pronto.
Hola, Isabel. Tu magistral historia de brujas domésticas me recordó a una nigromante que ejerció hace unos años por esta zona, en los Oscos. Se llamaba Amparo y decía hablar con los muertos. La gente acudía en masa a consultarla por lo que se hizo célebre. Sobre ella se contaban muchas leyendas y algunos hechos de difícil explicación. Al final, la Bruxa de Brañavara murió de la forma más prosaica en el hospital.
ResponderEliminarPor el amplio vocabulario que manejas, especialmente con ese amplio surtido de recetas hechiceras, se ve que te gusta el tema y te has documentado a fondo.
Has sabido reflejar muy buen ese ambiente de superstición que rodea a estas gentes, en zonas y épocas abonadas para ello.
La Santa Compaña es un mito muy famoso por mi tierra, escribí un relato sobre ella.
Un gran relato, Isabel, que, sin duda, aspira a los lugares de honor.
Mucha Suerte en El Tintero. Cuidate. Un fuerte abrazo.
De pequeña me daba mucho miedo los cuentos que me contaba mi abuela de la Santa Compaña, (me daba hasta pesadillas), hasta mucho más tarde no me enteré que salía la cofradía para pedir por las almas del purgatorio.
EliminarPor esas tierras del norte tenéis muchas historias de ese tipo.
Gracias amigo Paco, por tus siempre cariñosos comentarios a mis cuentos.
Hola, Tara!
ResponderEliminarMe pregunto si esta curandera tendrá el don de hacer desaparecer este virus insufrible.
En tu relato veo dos tipos de magia: la de la propia hechicera, y la que emana de las palabras de esta historia tan bien escrita.
Un abrazo, espero que todo te vaya bien.
¡Hola Sofía! ¡Cuánto tiempo sin saber de ti! Espero que estés bien.
EliminarOtro abrazo para ti y gracias por venir a leerme.
Hola, Isabel. No te imaginas con qué placer he leído este texto maravilloso. Realismo mágico como García Márquez, realismo mítico como Asturias, lo que tú quieras, pero el relato lo pone a uno por el aire, se siente un aliento de viento fresco y uno comprende cuánto vale la pena venir a leerte porque se da cuenta que todavía existe la originalidad en tu mano de extraordinaria cuenta-cuentos. Y qué léxico, si parece que saliera con las facilidades de la naturaleza. Excelente relato, Isabel. Luego de un tiempo de obligada ausencia regreso a tu casa, para mi deleite. Un abrazo apretado desde la otra orilla, más al sur.
ResponderEliminarAriel
¡Pero bueeeno querido Ariel! Una alegría saber de ti.
EliminarGracias por tus palabras tan motivadoras como siempre.
Ya veo que has escrito... desde que termine de comentar (que me pilla el tiempo), a los compañeros de Tintero voy a por ti.
Un cariñoso abrazo. Me alegra tu vuelta Ariel.
Hola compañeros, he cambiado la última frase del relato. Donde ponía:
ResponderEliminar"la línea fugaz del vuelo raudo de un vencejo" ahora pone: "la línea fugaz del vuelo raudo de una alondra", y aunque el vencejo es más rápido y aerodinámico que la alondra, tantas terminaciones en "o" resultaba demasiado reiterativo:vuelo-raudo-vencejo... es un tontería y una pijada, ya lo sé y seguro que nadie se había fijado porque es una pijada... boberías bobas ;(
Hola Isabel, "siete espíritus peores que él, quiere traerse el cura", ¡pies para que os quiero!; menos mal que los malignos son los que no van a la iglesia. Nos ofreces un relato con el sabor más puro tradicional, me imagino que canario, por esos decires populares: berrazales, belmontina. Estas historias las bordas, son tan tuyas, inconfundibles. A esta incluso le añades esa oración al espíritu del dominio, que crea esa magia. La "santera" canaria me ha recordado a aquellas afrocaribeñas, pero sin fetiches y unas alas aguileñas para posarse. Este detalle me ha cautivado. Bien nos vendría una "Santa" con ojo avizor que desde lo más alto nos dijera lo que mata y lo que cura; en estas circunstancias todo vale jeje. Espero que tu familia esté bien, ya me imagino que disfrutando de la salida a la calle, bien por vosotros. Ah, por cierto, me imagino que leerás mi relato, tienes que ver el vídeo Isabel ¡qué subidón de adrenalina chica! lo he convertido en video-relato. Un abrazo
ResponderEliminarHola Eme. Justo ahora estaba leyendo tus MOSCAS DE LA GRISALLA, bien escrito y con varias vertientes como sueles hacer.
EliminarPues sí, por aquí las Santeras tenían, y aún conservan en menor grado, procedencias afrocaribeñas, pues al ser cruce de fronteras estas islas, la influencia es notable hasta en nuestro modo de hablar.
Todos estamos bien por aquí, deseando salir y que vuelva la normalidad.
Ahora me pongo a ver el vídeo, escucha tú el de Andreas Vollenweider, creo que le va bien a la santería.
Voy pallás.
¡Ay! que lo tienes en youtube supongo... ¿por qué no lo pones al final del relato? así nos facilita los deberes ¿no? :))
ResponderEliminarHola Isabel te pongo el enlace, suscribete y así lo ves a tiempo jaja, un abrazo https://www.youtube.com/channel/UC5MAP0d4CgyohVocI_KLibQ
ResponderEliminarPor cierto al video relato también le puse musica ya lo oirás ;)
EliminarSí, ya lo vi y escuché. Graciassss.
EliminarMuy bonito, Isabel, me ha encantado!!
ResponderEliminarEl tema me parece acertado, la forma de exponerlo me gusta y el final es el final que tiene que tener.
Un placer leerte.
Suerte y abrazos.
Muchas gracias Paola... y aleí tu¡Atrás Satán!
EliminarHola, Isabel. Es un placer visitarte y leer las historias que nos traes con tu inconfundible impronta. En esta ocasión nos sumerges en un entorno mágico de esa España gris y mísera, cuando la gente sin recursos acudía a santeras, quizás las únicas que les prestaban asistencia y aliviaban sus dolencias. Tu vocabulario es extenso y muestras gran conocimiento de hierbas y plantas con propiedades psicotrópicas que seguramente provocaban esas alucinaciones en los pacientes. Hoy en día, Santa tendría su herbolario y sería considerada “alternativa”. Me encantan los diálogos (a mi me cuestan horrores) que vertebran el relato consiguiendo una magnífica historia.
ResponderEliminarTe agradezco infinito tu comentario a mi relato y las correcciones (ya las he aplicado) pertinentes. Por mucho que repase los textos, siempre cometo errores que me pasan por alto, por eso, comentaristas como tú me ayudan muchísimo.
Un abrazo muy muy fuerte.
Gracias Jose. Se lo estaba comentando ahor amismo al compañero Josep Mª, que es más fácil ver las erratas en los relatos de los demás que en los nuestros ;), aunqu etengo que tener cierto grado de confianza para sugerir algo, no todo el mundo se toma a bien una sugerencia, aunque lo suelo hacer con el mayor de los respetos, como nos merecemos.
EliminarGracias por el comentario tan positivo que me regalas, ya ya sabes, que tienes (tenéis) permiso absoluta para corregir, sugerir, etc...
Es verdad que a las curaciones de Santa, hoy en día, se la consideraría como medicina alternativa.
Un abrazo de los gigantes, nos vemos en la Gala.
Saludos Tara, un relato que se lee corrido, porque está escrito de una forma evocativa. Esa Santa sí que es repudiada y necesitada a la vez. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarMuchas gracias Mery, prontito iré a leerte que lo estoy haciendo por orden de aparición :)
EliminarUn abrazo
Gran relato, Tara.
ResponderEliminarMucha suerte en El Tintero.
Un abrazo.
Hola de nuevo Macondo, gracias a ti por leer. Un fuerte abrazo.
EliminarHola, Isabel, amiga. No sé si Santa es una santa, pero lo que no es es un demonio, seguro; intenta ayudar, aunque debe llevar el peso de su supuesta brujería a sus espaldas, con lo que ello conlleva(ba).
ResponderEliminarAprecio que tu texto está trabajado como de costumbre, y es prolijo en esos detalles que tan bien conoces y combinas, por lo que te ha quedado un relato que envuelve con la calidad a la que nos tienes acostumbrados.
Te felicito, compañera, y te deseo mucha suerte en El Tintero.
Un fuerte abrazo junto al deseo de que la salud te acompañe sin limitaciones.
Muchísimas gracias Patxi. Espero que tú, tu famili ay entorno también os encontréis bien. Un abrazo tamaño XL
EliminarHola Isabel, maravillosa propuesta. Los diálogos con su gran riqueza de vocabulario, perfilan a la perfección el ambiente de las curanderas y la trama. Me ha encantado lo bien que es adaptado el estilo. He aprendido varias palabras que no conocía: aguachirle, el brezo y la tabaiba.
ResponderEliminarUn abrazo compañera
Es normal, Araceli, que no se conozcan las plantas autóctonas de un lugar determinado, como la tabaiba por ejemplo.
EliminarOtro abrazo para ti, tu relato me gustó mucho.
Gracias Araceli.
Un relato metafórico que dibuja la realidad de las curanderas o médicos de las hierbas. Realmente, es una tradición ancestral que ha salvado vidas, aunque son talentos y habilidades heredados, todo un saber divino. Algunos no llegan a descubrir su don, y otros a desarrollarlos. Buen relato. Y gracias por todo el apoyo brindado en estos andares de mi aventura literaria. El Tintero de Oro, me convirtió en parte de ustedes. Mil gracias.
ResponderEliminarMe alegra de que te sientas partícipe de este grupo de Tintero formado por nuestro amigo David. Gracias a ti por tu comentario Raquel, nos vemos en la Gala compañera. Hasta pronto.
EliminarFantástico relato, no le falta detalle, gran riqueza de datos y de personajes. Esa santa es todo menos santa jejeje.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Un saludo
Por aquí llaman santeras a las curanderas, de ahí el nombre de Santa, pero sí, esta Santa no es tan santa jjeje, ni falta que le hace.
EliminarGracias Puri.
Hola Tara!
ResponderEliminarComo siempre admiro ese poder especial que tienes al escribir tus relatos. Este me ha encantado, la ambientación, muy bien descrito ese terror.
Abrazo!
Muchas gracias Yessy, y me lo dice la maestra del gótico ¡casi ná!
EliminarUn abrazo.
Me acordé de una tía y su afán de siempre terminar yendo con santeras y brujas para todo.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, Isabel, por tu cuarto puesto en el resultado final de este concurso! La verdad que merecía haber estado en el pódium entre los tres mejores, al menos esa es mi humilde opinión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre tan generosa Estrella. Bueno, un cuarto puesto no está nada mal ¿eh?
EliminarUn fuerte abrazo.
¡¡¡Felicidades!!! Un cuarto que podría haber sido más porque lo merecía. La competencia era dura. Creo que debería haber varios relatos en e primer puesto, así que felicidades nuevamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes razón Isan, la competencia es dura de narices, así que un cuarto puesto es una valoración estupenda, estoy muy contenta. Un abrazo Isan, gracias por tu felicitación. Nos vemos muy pronto. Hasta entonces Isan.
EliminarIsabel! Felicidades por ese cuarto puesto, a las puertas del podium, como dicen Isan y Estrella, podría haber aspirado a más sin ningún problema.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias a ti CAMPEÓN.
EliminarENHORABUENA, Isabel, por ese CUARTO PUESTO a un pasito del podium. Nos vemos en Alicia y su País de las Maravillas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Paco, enhorabuena a ti también por tu estupendo Tintero.
EliminarEstoy peinando a Alicia, a ver cuando la dejo presentable.
Un abrazo de los grandes.
Felicidades Isabel por ese cuarto puesto, muy cerquita del podium. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias vecino :))
EliminarFelicidades, Isabel por tu cuarto puesto, rozando el bronce. Genial relato, como siempre. Un abrazo fuerte
ResponderEliminarMuchas gracias Jose. Un fuerte abrazo.
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