A pesar del
tiempo que ha pasado, conservo en mi
memoria el recuerdo de aquella época de acné, adrenalina, y de la envidia que sentía por Jacques, el hijo del francés
administrador del Club Mediterráneo de Alhucemas. Jacques nunca se ensuciaba
las manos, peligraba el puesto de su padre, para eso estaba su segundo, “el gordo”,
quien se encargaba de suministrar los cigarrillos de haxis, revistas pornográficas,
y dejarnos entrar en el Club por la puerta de atrás por un módico precio. Los que
se pasaban de rosca ya habían probado su
fuerza bruta.
En el 56, tras la anexión del protectorado a Marruecos, muchas familias españolas se marcharon de Villa Sanjurjo, cómo solíamos llamar a Alhucemas los que vivimos tantos años allí. Un nutrido grupo de españoles que tenían negocios en esas tierras, aguantaron unos años más; entre ellos Jacques y nuestra familia. Yo tenía veinte cuando me fui. A nuestro regreso a la península nos encontramos con una España pacata y moralista, duro de llevar sobre todo para nosotros, los jóvenes criados en el ambiente más libre de la colonia aunque fuera plaza militar. Al principio nos escribíamos cartas desde los diversos puntos de España que se fueron espaciando con el tiempo. Perdí la pista de Jacques y de tantos otros, hasta que, hace unas semanas, acudí a la agencia de un detective recomendado por un amigo policía. Fue toda una sorpresa encontrarme con él y con el gordo de ayudante.
Antes de
entrar en materia sobre mi problema estuvimos recordando viejos tiempos: el
Club Mediterráneo, el cine viejo, el bar del Cocodrilo, la dulcería del negro, la plaza Florido, el peñón anclado en mitad de la
bahía, el tremendo vendaval del 49 que destrozó el espigón de la playa
del Quemado…
—¿Sabes por
qué la llamaban así… la del Quemado?
Ante mi
negativa me contó que cuando se despeñaba algún animal por el acantilado que pendía sobre la cala, lo solían
quemar en la cueva grande.
—¿Recuerdas
las cuevas…?
—¡Claro!
—respondí —. Allí es donde intentábamos tirarnos a las chavalas, sobre todo a las
francesas.
—¡Oh mon
Dieu! ¿Te acuerdas de aquellas dos trottoires?, ya sabes, las que hacían la
calle, la Azabache y… ¿cómo se llamaba la otra, la
que retiró un brigada legionario…?
—La
Plexiglás. Claro que tú no necesitabas de putas, te las llevabas de calle a las niñas, sobre
todo a las francesitas.
Jacques
seguía siendo un tipo bien parecido, delgado, fibroso, los ojos como dos
ranuras rodeadas de finas arrugas desde donde parecía observar todo, casi
sospechar. El gordo estaba más gordo; me
dio un fuerte abrazo de gorila del que intenté zafarme sin respiración.
Eché un
vistazo a su despacho algo decadente. El poco mobiliario del que disponía, el
teléfono negro colgado de la pared, el ventilador que esparcía el humo de los
cigarrillos a medio apagar sobre un cenicero repleto de colillas, las láminas de
paisajes de diversos lugares del norte de África, las revistas de…
—¡Coño, Jacques…
veo que aún conservas las entregas del
Halcón maltés! Recuerdo que tenías la colección completa de tu padre y que nos
las dejabas leer.
— Por un módico
precio —río el gordo con la tremenda barriga temblándole como una gelatina.
—Solo me
quedan tres, las que pude rescatar. Son
muy difíciles de conseguir, valen una fortuna, solo aptas para coleccionistas
caprichosos.
—Te falta una.
—La tercera se la presté a una apreciada amiga. Ya no me
dedico al negocio del alquiler de comics —sonrió tras la vaharada de humo del
cigarrillo que sostenía entre los labios.
—Bueno,
cuéntame cómo te va. Por lo visto ahora te dedicas a resolver crímenes.
Sonrió de nuevo y contestó que llevaba a cabo otro tipo de actividades mucho más rutinarias,
como bajas laborales fingidas, investigaciones mercantiles, y sobre todo, infidelidades.
—Dime… ¿en qué puedo ayudarte? —preguntó haciendo una señal al gordo para que saliera del despacho.
Le enseñé una fotografía de mi joven esposa. Él la tomó entre sus manos y mirándola atentamente con sus ojos entornados, comentó un «muy guapa».
—Estoy
convencido de que me engaña.
Anotó todos
los datos que le facilité. DÓnde solía ir mi mujer, o al menos lo que me
contaba que hacía.
—Se ha matriculado en una academia de francés. Te he
apuntado la dirección y el horario. Todos los lugares dónde acude o me cuenta
la milonga de que va.
—¿Y hace
progresos?
—¿Con el
francés, dices?, sí, supongo que sí.
—Sabrás que ya por fin se ha despenalizado el adulterio aunque no te
puedas divorciar por ahora. Por lo que veo tienes buen pasar. Como no tenéis
hijos, si demostramos infidelidad, no
tendrás que pasarle manutención si os separáis.
—Quiero
evidencias, por eso he venido. Lo demás ya es cosa mía.
Durante varias
semanas, Jacques y el gordo la fotografiaron saliendo
de la academia, entrando en la peluquería, merendando con las amigas, yendo de
compras… un sinfín de tareas cotidianas que confirmaron su inocencia. Pagué con generosidad a Jacques dando por terminada la investigación.
Volví a casa
aliviado con el mayor ramo de flores que encontré.
—¿Y esto?
—preguntó mi mujer sorprendida.
La besé en
los labios con pasión bajándole las bragas. Lo hicimos a medio vestir sobre el sofá. Al terminar, recogió la ropa
esparcida por el suelo y desarrugó la revista sobre la que estaba tumbada. En la portada, y en francés, la tercera
entrega del Halcón Maltés.
Ay, Isabel, me ha encantado. Ese ambiente colonial de Alhucemas que tan bien conoces y expresas, ese final maravilloso con esa entrega de la revista...
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un beso.
Muchas gracias, Rosa. La verdad es que no conocí, por razón de edad, el ambiente coloquial de la época en Alhucemas, y eso que mi marido nació allí aunque hijo de Malagueños, pero conozco su historia por un montón de familiares y amigos y ex-residentes o hijos de residentes de la angigua Villa Sanjurjo, los que están vivos, que siguen reuniéndose una vez al año desde diferentes puntos de España. Vamos, que material tengo para dar y contar casi de primera mano. He estado en Alhucema en varias ocasiones, y es un enclave en el Mediterráneo de una belleza tremenda. Vale la pena conocerlo y disfrutarlo.
EliminarUn cariñoso abrazo, Rosa.
Lo demás del cuento es imaginación, claro, lo que toca.
¡Hola, Isabel! Excelente relato, muy bien documentado y ambientado. Contiene todas las dosis del estilo noir, incluido el lenguaje, y cómo no, la figura del detective. Me ha gustado mucho! Mucha suerte en el concurso. Un abrazo y feliz fin de semana!
ResponderEliminarGracias Mayte. Ya vi que escribiste, lo tengo guardado para leerlo con calma. Ya te diré. Buen finde para ti también.
Eliminar¡Joder Isabel! y perdona el exabrupto espontáneo que me ha salido como muestra de admiración ante lo que acabo de leer; con esa ágil narrativa describiendo entorno y personajes.
ResponderEliminarEse final me ha encantado; al fin y al cabo la mujer del protagonista, es culpable del todo. y se los pone nada más ni nada menos que con el supuesto detective que sigue siendo el mujeriego impenitente de siempre. Al final es Sam Spade, el que de forma indirecta, vuelve a resolver un caso.
Besos.
¡Exacto, Francisco!
EliminarLo que más trabajo me costó, es que quería situar la historia en los tiempos aproximados en que el autor escribió su novela, así que se me ocurrió lo que se me ocurrió. Me alegro mucho, pero mucho, de que te haya parecido aceptable.
Un relato entretenido, donde el ambiente y los personajes están bien presentados. Fluye agradable hasta el final donde se revela el amorío del detective y la investigada. Me encantó. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana. Siempre tan atenta con las lecturas. Hasta pronto compañera.
EliminarBuenísimo, Isabel. Magnífica la ambientación y el tono del relato y esa sorpresa final que da la vuelta a la historia. Plasmas la época de maravilla. Un beso y mucha suerte.
ResponderEliminarMarta, muchísimas gracias. A mi también me gustó mucho tu relato, y te aseguro que no lo digo por corresponder, es que escribes muy bien.
EliminarGracias, Isabel, por participar con este relato en el homenaje a Dashiell Hammett y El Halcón Maltés. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a ti, Jefe :)
EliminarHola Tocaya , por una vez la mujer no le engañaba , me a gustado mucho tu relato , te deseo un feliz puente de semana Santa y suerte con el tintero
ResponderEliminarBesos de flor.
Hola Flor. La última frase de la historia es reveladora para resolver la historia. Muchas gracias compañera. Un beso.
EliminarLa atmósfera castrense y en este caso colonial, me encanta(también yo por circunstancias, las domino bastante)y en alguna ocasión ya escribiste algo relacionado con la milicia muy bueno; como es el caso del texto detectivesco que me ha hecho pasar un rato amabilísimo de lectura y entretenimiento de los de antes, los superlativos.
ResponderEliminarEs inevitable que aunque nuestras historias y relatos no sean autobiográficos, algunas experiencias vitales de nuestras vidas se vean reflejada. La época colonialista en el Sahara la llevo en sangre jeje
EliminarMuchas gracias, maestro.
Querida Isabel, qué placer leerte y qué bueno aprender contigo. Pintas tan bien época, lugar y personajes que he viajado fantásticamente en tiempo y espacio. En cuanto a la historia en sí, debo decir que me lo temía: ese tercer ejemplar prestado por un francés mujeriego a una amiga....hmmm. Me ha encantado. Un abrazo
ResponderEliminarYo sí que aprendo de todos vosotros, Juana. Gracias. Ya vi que escribiste. Voy por orden para no perderme.
EliminarUn abrazo de los gigantes.
Como siempre, he disfrutado de este texto gracias a tu habilidad para contar una historia con un fondo, tanto social como geográfico, muy descriptivo y realista. La historia tiene su enjundia. Mira por dónde, pagó generosamente a un amigo detective que habría mucho mejor merecido un martillazo en la cabeza, je,je.
ResponderEliminarPor cierto, creo que, si no voy errado, en el párrafo 10 has cambiado el nombre de Jacques por el de Charles.
Un abrazo.
Hola Josep. Imagínate la cara de idiota que se le quedó al pobre marido engañado.
EliminarA despistada no me gana nadie. En un principio pensé llamar al detective Charles, luego me pareció que era más contundente Jacques, al menos en su pronunciación. Gracias por el aviso, Josep. Corregido.
A ver que se te ocurre a ti.
Mi más sincera enhorabuena por ese tinterio de plata, que ahora deberás limpiar a menudo para que no se ennegrezca, ja,ja,ja. Aunque bien pensado, seguro que ya tienes unos cuantos en tus estanterías, y quizá incluso alguno de oro, no lo recuerdo, je,je.
EliminarUn fuerte abrazo.
jeje Josep, siii tengo unos cuantos, y como no me caben, efectivamente, en las estanterías, he decidido colgarlos de la cabecera de los relatos premiados porque me copaban el blog. No es vanidad ¡eh? es asombro, agradecimiento infinito y falta de espacio. Un abrazo de los fuertes.
EliminarMuy bueno, una interesantisimas recreación. Es un placer aprender contigo. Y con un giro al final Enhorabuena y gracias por escribirlo. Un saludo.
ResponderEliminarEl placer es mío, Ainhoa, de verdad.
EliminarYa leí tu relato, desde que tenga un rato te digo, compañera.
Qué buen relato, Isabel. Se queda una con ganas de seguir leyendo. Es como si estuviera en Alhucemas. Tienes que escribir más sobre la época colonial. Se te da de miedo.
ResponderEliminarUn beso muy grande
Tengo unos cuantos cuentos "coloniales", y en mi segunda novela, la que me tiene de cabeza, lo desarrollo más.
EliminarGracias querida Ana. Un cariñoso beso.
Hola, Isabel. Pues me va a tener que pasar el teléfono y dirección de ese detective para... no ir a él pues no resolvió un simple caso de infidelidad, je, je, je. Eso sí, el protagonista ha demostrado sus sospechas y a lo mejor puede vender la revista a un coleccionista y recuperar algo de lo pagado al detective (por cierto, bien usado esa revista "halcón maltés", un homenaje a Hammet bien colocado).
ResponderEliminarUn relato muy bien escrito. Nos llevas de la mano hasta un final inesperado y la época histórica bien descrita.
Felicidades. Un abrazo y mucha suerte.
je je, Bruno. Espero que no necesites de ningún detective por cuestión de cuern... digo, infidelidades, y si es así, infórmate bien de a quien acudes.
EliminarMuchas gracias, compañero.
Vaya detective y menudo amigo estaba hecho, je, je. Mira que la cosa se las trae, qué manera de retorcer las emociones de tus pobres protagonistas. Y es que eso se las trae; están muy bien construidos. Casi el relato en sí es una foto del lugar con sus inquilinos merodeando, merodeando en su pasado presente y un futuro lleno de pleitos y alguna que otra brega. Fantástica propuesta, Isabel, seguro que queda bien alto.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte!
Sí, el pobre, se la dieron con queso, que se suele decir, y por partida doble. Unos ganan, otros pierden, me temo. Es lo que hay :)
EliminarUn abrazo, Pepe, a ver que nos tienes preparado tú.
Me ha gustado mucho , Isabel. La introducción, los nombres que has usado, la ambientación, el final, los diálogos...Un lujo de relato. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias, Pedro. Un gustazo que te haya gustado, de verdad.
EliminarOtro abrazo para ti... y no te olvides de escribirnos una historia, que lo haces muy pero que muy bien, compañero.
Hola Isabel. Muy conseguida la ambientación de la época colonial en el territorio del actual Marruecos, supongo que trasladando muchas de tus vivencias en el Sáhara Español a este escenario que debió de ser muy parecido, y documentando otras. El relato casi nos traslada a esos años cincuenta en los que arranca la historia. Me ha llamado la atención especialmente ese contraste entre el ambiente más relajado de la colonia frente al más encorsetado de la península. Una trama imaginativa en la que como quien no quiere la cosa, entre diálogos y recuerdos del pasado, se nos deja caer el cebo del ejemplar de El Halcón Maltés, que al final resulta decisivo para descubrir la infidelidad, en un golpe de efecto inesperado y bien tramado. Muy buen trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarPues sí que había una diferencia entre unas colonias y otras, y te cuento, Jorge… un poco de historia, así por encima, para no cansar: el desembarco de Alhucemas, en 1925, fue llevado a cabo entre España y su aliada Francia contra las guerras de independencia de las llamadas del Rif. Las fuerzas españolas las dirigía en general Sanjurjo (de ahí que los españoles la denominaran así, salvo en el periodo de la república que volvió en nombre original de Alhucemas) El tratado de Fez dividió los territorios “tocando” el protectorado de Alhucemas a España y a Francia los situados más al sur entre otros. Los franceses solían pasar periodos vacacionales o visitas esporádicas en Villa Sanjurjo por sus playas y su belleza costera, por "el buen rollito con los españoles" pues perseguían en esa ocasión un logro común, por lo tanto existía cierta influencia cultural, especialmente entre los jóvenes, en cuanto a costumbres, música, lecturas, ideas, etc… no ocurría lo mismo en las colonias del Sahara occidental (El Aaiún, Villa Cisnero…), donde no existían influencias extranjeras salvo las saharauis.
EliminarEsa es la diferencia.
Muchas gracias, Jorge, otro fuerte abrazo para ti.
Me encantó, y el final fue excelente. Una lectura amena que me transportó al mundo que tejiste. Muy bueno. Saludos!
ResponderEliminarGracias jzkvl (nombre impronunciable) :)
EliminarYa vi que escribiste, desde que pueda te leeré, compañero/a
Muy interesante de leer, de verdad inquietante hasta el final, inesperado y magistralmente bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Mil gracias, Albada. Eres muy generosa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y hasta pronto.
Hola, Isabel. Vaya, llego tarde. Me encuentro con un montón de comentarios que voy a prescindir de momento. Qué gozada leer tu relato. Siempre sorprendes por tu estilo y por una ambientación de lujo con amplios conocimientos de un lugar para ti muy querido y al que recurres con frecuencia en tus relatos. En cuanto al caso planteado, ha sido una suerte para el cliente que le haya tocado el caso donde no hay caso ya que resulta infrecuente que una sospecha de infidelidad acabe en nada. Así que, como decía David no hace salta que corra la sangre para hacer un buen relato, más de situaciones que de crímenes. Un abrazo.
ResponderEliminarBueno, se trataba de incluir un detective. El género negro en su registro más puro no se me da demasiado bien, así que opté por otra clave más ligera. En cambio tú lo has bordado.
EliminarGracias Isan, un fuerte abrazo.
Hola Isabel, muy bueno tu relato, lo he disfrutado, toda la secuencia de imágenes y el final no me lo esperaba, me gustó mucho, felicitaciones, PATRICIA F.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Patricia. Hasta pronto.
EliminarHola Isabel que bien cuentas toda trama, los personajes, las escenas, y el sorprendente final todo junto forman una gran historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Gracias Puri. Nos vemos en la Gala. Ponte guapa.
EliminarVaya el problema de Infidelidad.... no deberia ser un problema.....pero parece se requiere infieles porque o sino los detectives van a morir de hambre.... y estos a su vez son unos infieles de padre y senor mio....
ResponderEliminarQue mundo mas loco.... como vamos a hacer?
Sero que ya no queda en el mundo personas fieles a la pareja?
O estamos ante el fin de la idea de "pareja"????
Con el poliamor no pasaría eso. Gracias José... Nos vemos en la gala
ResponderEliminarLo veía venir. Contrató a detective, con talento para seducir, que conquistaba a unas mujeres francesas. Para conquistar a una mujer, que estaba interesada en aprender francés.
ResponderEliminarBien contado.
Un abrazo.
EliminarOtro abrazo para ti, compañero. Y gracias. Nos vemos en la gala Demiurgio.
Eliminar¡Hola, Isabel! Me ha gustado mucho tu relato, está muy bien documentado y enmarcado. Se nota la investigación previa. El estilo de policial negro está muy bien logrado. El personaje del detective me encantó, te quedó muy acorde con la temática.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola Cynthia. Pues me costó algo de trabajo porque no es mi estilo habitual, pero como he dicho en alguna ocasión, salir de la zona confortable es todo un reto y nos probamos hasta donde podemos llegar.
EliminarUn cariñoso abrazo y hasta pronto.
Muy típico lo de contratar detective privado para descubrir infidelidad. Le ha salido mejor a esa mujer 🤣 que fue víctima de la desconfianza de su marido. En un matrimonio lo más importante es confiar en quien amas 💘. Abrazos 💋 desde Venezuela. Una perla para ti Isabel.
ResponderEliminarCreo que la víctima finalmente fue el marido. Un abrazo desde Canarias. Muchísimas gracias.
EliminarMe ha gustado mucho la historia, y sobretodo el final, y como se envalentona el marido a hacerle el amor a su mujer y después se da cuenta que... Mucha suerte!!!
ResponderEliminarGracias Lola. Suerte para ti también, y ¡bienvenida a Tintero! Espero que sea el primero de muchos relatos, pues escribes muy bien.
EliminarHola Isabel, pinceladas de historias para bordar la trama de infidelidad des-encubierta. Un abrazo
ResponderEliminarjeje Eme infidelidad des-encubierta. Eso estuvo bien. Un abrazo fuerte.
EliminarMuy bien contada y ambientada la historia. Aunque no sé si entendí bien el final. Es sorprendente pero ¿era el propio detective el que estaba liado con la esposa de su amigo o es que el protagonista el que en un pasado estuvo liado con la amiga del detective? Uy, qué lio. También me ha gustado el detalle metaliterario de la revista del Halcón maltés.
ResponderEliminarSuerte en el concurso!!!
Hola de nuevo MJ. Gracias. Bueno... traté de dejar miguitas de pan para que encontraran el camino de vuelta. La miguitaa es la frase e la que el detective comenta que le ha prestado la revista de El halcón maltés a una apreciada amiga (aún no sabía que era la mujer de su cliente y amigo hasta que le enseñó la foto), y la última frase creo que es aclaratoria. Pero si con lo buena lectora que tengo la impresión de que eres, si no lo has visto claro, es que algo he debido hacer mal, quizás no fue lo suficientemente aclaratorio, no quería desvelarlo hasta el final. Es importante la opinión de los lectores para saber hasta que punto hemos conseguido o no lo que intentábamos.
EliminarTambién me alegra de que te haya parecido bien ambientado el relato.
Muchas gracias compañera. Nos vemos en la gala.
Que buena historia, como nos pones en situación y vas desplegando los datos poco a poco y cuando todo parece acabar con un final rosa y feliz... el giro del comic muy bueno y oportuno.
ResponderEliminarUn saludo y suerte.
Muchas gracias, Ángel. Justo eso es lo que pretendía, un final que diera la vuelta a la historia.
ResponderEliminarHasta pronto.
Hola, Tara. En tu introducción, más allá de la buena ambientación, con el diálogo de los personajes haces como los ilusionistas, desvías la atención para que no descubramos el truco. Bueno, ahora ya sabemos el origen del irresistible perfume llamado Jaques que todas buscaban; no se le resiste, francesa o allegada a ese país, alguna. Saludos y suerte.
ResponderEliminar¿Jacques? jeje Soy más del perfume Rive Gauche (orilla izquierda), será por lo de existencialista :)
EliminarGracias JM un abrazo
Nos vemos en la gala.
Isabel un buen relato y con esa ambientación que te caracteriza por esas tierras que conoces tan bien. Un relato entretenido y digno de un premio. Un abrazo.
ResponderEliminarMaaameeen holaaa! Oye qué pasa contigo muchacha que no estás escribiendo? Un beso y mil gracias.
ResponderEliminarCreo que hemos compartido el mismo recurso, usando el halcón maltés como algo más que un simbolo. El comic se convierte en el catalizador del giro con el que se alcanza la resolución; tiene algo de perverso ese punto, con la parejita bien relaja después del deporte... ¿no tenía otro momento para aparecer el jodido comic? Quizás el lector también se había entregado a cierta laxitud y era el momento de ponerle el vértice al triángulo. ¿Climax y anticlimax en un solo párrafo? Me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Otro abrazo grande para ti, Isra. No tendría sentido un final feliz para este relato, sin conflicto no hay emoción. Opté por un final mazazo, tú lo has definido bien, Isra, "climax y anticlimax", me gusta.
EliminarEstupendas las descripciones de Alhucemas, te hacen meterte en el relato y creértelo desde el principio. Muy buen giro final. Enhorabuena, Isabel!! Un abrazo.
ResponderEliminarEl ambiente del protectorado de la época intenté hacerlo lo más ajustado posible dentro del límite de las palabras propuestas para el reto. Me alegra que te haya gustado Mª Dolores, muchas gracias.
EliminarHola Isabel. ¡Felicidades por tan merecido Tintero de Plata! Un abrazo enorme.
ResponderEliminarUn abrazo, Bruno, chin chin (chocando oro y plata)
EliminarEstoy encantado de volver a felicitarte, ya es un clásico, siempre puntuando, siempre en la excelencia. Ya contarás qué se siente en el olimpo. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarSiento alegría y agradecimiento, aunque bájeme usted del olimpo que hace mucho frío por las alturas. Gracias Isan.
EliminarIsabel, enhorabuena por el premio, la historia lo merece.
ResponderEliminarUn abrazo y que pases un buen domingo.
Muchas gracias Ángel. Un fuerte abrazo.
EliminarIsabel! Felicidades por ese Tinteazo que te acabas de llevar. Suma y sigue y el techo aún no lo tienes a la vista. Enhorabuena!
ResponderEliminarPor otro lado, espero que te ayude a pasar el mal trago del bicho, que por cierto, también me a alcanzado esta semana, pero en mi caso, como un resfriado leve.
Un abrazo!
Ahí andamos recuperando salud. Gracias Pepe.
EliminarEnhorabuena por ese merecido reconocimiento, compañera. Me alegro mucho, el relato lo vale. Un estupendo aliciente para seguir adelante, usa bien ese tintero para darnos más buenas historias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Isra. Intento no acomodarme, y seguir intentando nuevos caminos, ya sabes que experimentar te saca de la zona confortable, aunque no siempre con buenos resultados ja!
EliminarHasta el próximo reto, espero, compañero.
Estimadísima I s a b e l : Leo donde los relatos del tintero, que estás enfermita , así que ponte sana, y que tu familia también este resguardada de falta de salud y os vaya muy bien. Si menester fuese, paciencia, y siempre Esperanza.
ResponderEliminarTu Agencia Halcón tiene merecidísimo el premio tan apropiado del tintero, he disfrutado indeciblemente de tu galardón. Posees carisma literario y personal fructífero y Dios te lo conserve.
Y contentísimo por tu felicitación en mi bitácora portoventolera.
¡¡¡Lo dicho, Eres Un Sol!!! 🌏
Felicidades Isabel por ese Tintero de Plata, y a recuperarse del Covid. Un abrazo!
ResponderEliminarMerecidísima plata para un relato brillante. Muchas felicidades, Isabel. Un beso y ánimo con el covid que leo que estás en ello...
ResponderEliminar¡Felicidades por tu flamante Tintero de Plata!
ResponderEliminarY que sea leve con la Covid, he leído por ahí arriba que la estabas pasando.
¡Ánimo! Un beso.
Juan, Jorge, Marta, MJ... disculpad la tardanza en agradecer vuestras felicitaciones. Una semana complicadilla, y aún me queda por leer y comentar varios aportes fuera de concurso y reseñas de la novela y película. Tiempo al tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz feliz con mi plata ¡para no estarlo!
Muacks.
¡ Enhorabuena Isabel por tu tintero de plata!! Un placer leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarMuhas gracias Dolores. Un abrazo y hasta pronto.
Eliminar¡¡Felicidades Isabel!!
ResponderEliminar¡¡¡Emeee... graciassss!!!
EliminarAunque tarde.. y poniéndome al día ahora con el tintero, te felicito por este ¡magnífico relato! Muy merecido tintero.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Muchísimas gracias, Maite. Un cariñoso abrazo.
EliminarAl fin por aquí. Qué te puedo decir, Isabel. Creo que has creado un relato noir con todas las de la ley, no le falta un detalle. Los diálogos te atrapan en la línea del género y los rodeas de la atmósfera adecuada desde el principio. La ambientación la has bordado y nos lleva en volandas hasta el desenlace final que nos deja con un magnífico sabor de boca. Los personajes muy propios del mundo del hampa y muy bien perfilados. Me encantó tu relato. Felicidades por el tintero de plata con el que han premiado tu creación.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Te parece poco lo que me dices? Gracias a ti Carles, de corazón.
EliminarUn cariñoso abrazo, compañero.
Hola, Isabel, aquí te dejo el enlace de la artista por la que te interesaste en mi último post. Se trata de la obra "City Bird" de Lindsey Kustusch. Es un cuadro reproducido en diferentes páginas web relacionadas con lo gótico, el terror y por supuesto Poe, al parecer son bastante tolerantes con las normas de propiedad intelectual, debe ser porque la artista recibe una publicidad gratuita y no son páginas con ánimo de lucro.
ResponderEliminarhttps://www.lindseykustusch.com/
Aquí te dejo el enlace a su página profesional. Disfrútala, merece la pena. A seguir cuidándose, Isabel, un abrazo.
Hola, Carles. Muchísimas gracias por el enlace. Ya estuve mirando la página, la verdad es que, salvo los estupendos cuervos tan bien dibujados, el resto de los que vi no me gustaron mucho, y los de las gallinas menos aún. Gracias por el gesto, compañero.
EliminarNo sé que le pasa a tu blog que no me deja entrar.
Un abrazo, Carles.
Me alegra que al menos hayas disfrutado de los Córvidos. En cuanto al blog dónde viste esa pintura, nada muy relevante, fue bloqueado por infringir los derechos de propiedad al publicar esa imagen sin autorización. Es muy curioso y divertido, las páginas dónde lo vi publicado sin hacer mención a su autoría siguen exhibiéndolo sin problemas, son muy afortunados. Ya hace varios días que funciona la versión beta de mi blog, además el querido David ha actualizado el enlace que aparecía en la edición de Cuentos Macabros de Edgar Allan poe, se puede acceder al Páramo de Carles Leo desde hace varios días.
Eliminarhttps://carlesleo.blogspot.com/
Te agradezco tu interés, nos seguimos leyendo, un abrazo.
El cornudo siempre es el último en enterarse. En caso de enterarse, claro.
ResponderEliminarY a veces ni se entera :)
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